28/04/2024
11:41 PM

Chile y Honduras, dos visiones

Juan Ramón Martínez

En Chile y en Honduras hubo elecciones, ganó la oposición. Priva entusiasmo por el cambio en los dos países. Aquí terminan las comparaciones. Chile es de las exitosas sociedades del continente, con un crecimiento y desarrollo espectacular. Honduras es el segundo país más pobre de América. En términos de gestión, las dos caras de la moneda.

Por ello, mientras en Chile se enfrenta un modelo de gestión con superioridad del mercado, al que le atribuyen los defectos que provocan la desigualdad; en Honduras, en cambio, este dualismo no es considerado, y más bien, en lo que se puede leer de las declaraciones de los ganadores, es por un lado el triunfo del Gobierno que, fuera de cambiar a sus titulares, hay que fortalecer. Es decir, más gobierno y menos mercado. Salvar empresas quebradas, tener más injerencia gubernamental, sin que nadie hasta ahora haya hecho una valoración que concluya respondiendo si conviene reducir el Gobierno para que en el país haya más mercado, más protagonismo de los particulares.

Y en el fondo de todo, una cierta nostalgia para olvidar el tiempo transcurrido, porque para los teóricos del nuevo régimen, lo que cabe en este momento es volver a junio de 2009 y como lo hiciera el Departamento de Estado, dar por hecho que no ha pasado nada bueno en estos últimos doce años y, simple e ingenuamente, darle continuidad a un régimen que sea el Poder Ciudadano II.

Como si el tiempo no hubiese modificado las cosas, los intereses geopolíticos fueran los mismos; y que Honduras no hubiese cambiado en estos doce años. Y lo más grave no se han dado cuenta -excepto Zelaya que dijo que ahora no hay condiciones para una Constituyente – que vivimos en otro tiempo.

Y, en un escenario singular: el reto de una potencia emergente (China) que económicamente ha superado a Estados Unidos (la potencia establecida), lo que obligará a moverse en forma diferente y menos ambigua.

Y, lo que es más grave, olvidan que la base del electorado que votó al nuevo Gobierno de la Coalición, está integrado por jóvenes, cuyas urgencias son diferentes cuantitativa y cualitativamente con la generación madura liberal que había elegido al régimen caído el 28 de junio de 2009.

Esto no es caprichoso, ni mucho menos gratuito. Mientras en Chile, una nueva generación arriba al poder, consciente de las limitaciones para el ejercicio del mismo, especialmente del que representan las fuerzas derrotadas el domingo 19, lo que les obliga a una concertación para que vía el pacto determinar hasta donde podrá Boric desmontar el mercado y aumentar peso del gobierno en salud y educación; en Honduras, regresan los mismos que nos gobernaron, manejando el mismo discurso populista, con las mismas soluciones que en la gestión del Poder Ciudadano, fuera de las movilizaciones y la popularidad internacional del régimen, no produjo ninguna reforma estructural que haya sobrevivido al populismo de derecha que derrotaron el 28 de noviembre pasado.

Por ello, en Chile, Boric ha vuelto los ojos a la social democracia europea. Es joven, – tendrá 36 años cuando asuma el Ejecutivo – hijo de un inmigrante croata y formado en un sistema educativo de alta calidad como el chileno--. Y como abogado, es constitucionalista y demócrata. “Libre” sus espaldas.

En Honduras no creemos que la visión populista haya sido superada. Buscarán un populismo más eficiente que tranquilice a las masas inquietas. Pero que, fuera de un toque de honradez, será más de lo mismo.

Un “populismo” de izquierda, que no gozará del respeto de Europa. Porque no disimulará sus costuras autoritarias. Y terminará atrapado por los Estados Unidos. Inevitablemente.

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