25/04/2024
09:10 PM

Aquí no es

  • 07 enero 2024 /
Emy James

Estuve leyendo un poco sobre ese famoso experimento que se llevó a cabo hace algunos años en una importante ciudad norteamericana en un lugar público atestado de gente donde se colocó al gran violinista Joshua Bell a tocar por espacio de casi una hora piezas magistrales con un violín de esos únicos, carísimo. La gente iba y venía, tan solo unas cuatro o cinco personas se pararon un momento a escucharlo y si recaudó unos 30 dólares con sus melodías fue mucho. Días atrás el mismo artista había llenado un famoso teatro con capacidad para 1,500 personas donde los asientos se vendieron por arriba de los 100 dólares cada uno.

Esto me hizo recordar un podcast donde el Dr. Alfonso Ruiz Soto recordaba la reflexión de alguien que no recuerdo ahora, pero que hablaba sobre imaginarnos qué tanto sería valorado un superatleta como Michael Jordan en un laboratorio científico. E igual, qué tantas habilidades podría demostrar Albert Einstein en una cancha de baloncesto, y que seguramente ambos se verían y sentirían bastante inútiles en esos ambientes que nada tienen que ver con sus talentos.

Ambos, tanto el experimento mencionado con anterioridad como la apreciación referida por el Dr. Ruiz prueban que es importante darnos cuenta si el ambiente en el que nos estamos desenvolviendo es el propicio para sacar lo mejor de nosotros mismos y si esto tan importante que tenemos para dar, será apreciado.

Y aquí vamos de nuevo con la importancia del autoconocimiento para conocer a ciencia cierta nuestras capacidades, talentos, habilidades, virtudes y si, también nuestras limitaciones.

Y aquí vamos de nuevo con la importancia de una autoestima adecuada para primero, valorarnos nosotros mismos lo cual aumentará las posibilidades de ganarnos la estima de las otras personas y luego, colocarnos en la parte correcta del escaparate.

Ahora, si resulta que no existe en nosotros ni autoconocimiento ni autoestima entonces seguramente estaremos experimentando a diario y hasta en las pequeñas cosas que intentamos, el síndrome del impostor, y esto no solo en nuestro trabajo sino también con nuestros amigos, la familia, la pareja...

¿Y de qué trata el síndrome del impostor? Pues, es un proceso psicológico que lo lleva a usted a sentir que no es alguien capaz, inteligente o creativo aún cuando tal vez y a veces sin darse cuenta, ha demostrado inteligencia, creatividad y capacidad cada vez que ha tenido una oportunidad. Es sentirse un impostor cuando en realidad no lo es.

Entonces, no se trata únicamente del lugar y las personas que nos rodean, se trata de conocernos, se trata de amor propio y estar atento a nuestros sabios instintos cuando nos dicen... aquí no es.