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Amor sin barreras

  • 10 febrero 2023 /

Ezequiel es conocido como el profeta del cautiverio. Fue privado de su libertad a manos de los babilonios en el año 597 A.C. y recibió su llamado profético en esa nación.

El punto principal de su mensaje fue el cambio, es decir, comunicarle al pueblo que deben cambiar su mala conducta. “[Las personas] creen que ya no tienen remedio —le dijo Dios al llamarlo—. Creen que se están pudriendo en vida porque han pecado mucho. Pero tú debes decirles de mi parte que yo no quiero que muera la gente malvada. Lo que quiero es que dejen su mala conducta y vivan” (Ezequiel 33:10-11, TLA). En el capítulo 34 se ve al profeta hablándole directamente a los gobernantes.

Estos gobernantes (reyes, profetas y sacerdotes) eran los encargados de velar por la salud espiritual de la nación, pero fueron negligentes. Dios los acusó, entonces, de buscar sus propios intereses, olvidándose del pueblo. “¡Escúchenme ahora gobernantes! ¡Préstenme atención! Ustedes debían cuidar de mi pueblo, como los pastores cuidan de sus ovejas, ¡pero solo se cuidan a sí mismos! Por eso mi pueblo ha sufrido a manos de ladrones y de gente cruel” (vv. 7 y 8, TLA).

Ahora, ¿qué tiene que ver todo esto con el título del artículo? Tiene que ver mucho, querido lector. Pues esas advertencias no surgen de un corazón que busca el cumplimiento de una ley solamente. Surgen, más bien, de un corazón que es amor. Dios continúa diciendo a través del profeta: “Así como un buen pastor va en busca de las ovejas perdidas, también yo iré en busca de mi pueblo...” (v. 12, TLA). Estas palabras anticipaban la llegada de Jesús, quien luego diría de sí mismo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11). Eso solo el amor verdadero puede hacerlo. ¡Celebremos, pues, este 14 de febrero no solo el amor romántico o el de amistad, sino también este tipo de amor, un amor sin barreras que se entrega por los demás!