25/04/2024
11:19 PM

Ah, ese síndrome de El Dorado

Emilio Santamaría

El Dorado, la leyenda sobre aquel país fabuloso de grandes riquezas que el mito ubica en Sudamérica y que buscaron con tanto ahínco los conquistadores españoles, se remonta al año 1534. Un indio, en lo que hoy es Colombia, les reveló el secreto sobre la inmensa cantidad de oro que poseía el cacique Guatavita. Esto despertó su codicia y los impulsó a exponerse a peligros, los hizo crueles y perseverantes, y los llevó a traiciones y disputas entre sí. La historia nos dice que jamás se encontró aquel imaginario emporio de riquezas incalculables.

Ese “síndrome de El Dorado”, por desgracia, sigue vigente entre nosotros. Se basa en el concepto de que la riqueza “se encuentra” en algún lugar, ya hecha, y que basta encontrarla para enriquecernos. Esto explica la corrupción y el afán de alguna gente por participar en ella.

La verdad es que la riqueza “se crea” y suele ser el resultado de alguien que la produjo. Cuando comprendamos esta verdad, sabremos que si queremos vivir mejor tendremos que ser productores de nuestro propio bienestar. Ese día dejaremos de soñar con tanta insistencia en “sacarnos la lotería”, o en “ese préstamo que solucione todos nuestros problemas”. Y comprenderemos mejor la única fórmula honesta que funciona para acumular riqueza: producir más de lo que consumimos y ahorrar e invertir la diferencia. Por eso, para ser productivos, es vital aumentar nuestra propia capacidad personal. Hay una gran diferencia en los resultados producidos por una persona sin capacitación alguna y otra que se ha preparado por el estudio, por la experiencia o, mejor aún, por la combinación de ambas. Por ello, todo estudiante debería comprender que estudia para ser más capaz en la vida, no simplemente para pasar el próximo examen. ¿Siente que son absurdos los puntos obtenidos fraudulentamente? Y lo que ocurre individualmente, al multiplicarse, ocurre con los países. Estos se enriquecen cuando su pueblo es capaz, mediante su trabajo, de enriquecerse. Como reza un antiguo proverbio náhuatl: “La tierra será lo que son sus hombres”. Así, nuestro futuro estará en nuestras manos. El síndrome de El Dorado basa ese bienestar en un sueño que quizá jamás se concretará.

LO NEGATIVO: Pensar que la riqueza “se encuentra”.

LO POSITIVO: Comprender que la riqueza “se crea”.

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