Por Carol Rosenberg/The New York Times International
En años recientes, una colección de retratos ha ofrecido al público su único vistazo al interior de la prisión militar estadounidense de la Bahía de Guantánamo. En estas fotos, hombres que han estado presos durante más de dos décadas posan voluntariamente para soldados estadounidenses. Algunos están acusados de planear los atentados del 11 de septiembre. Otros nunca han sido acusados de delito alguno y podrían ser liberados.
Los presos envían las fotos a sus familias mediante la cooperación entre el Ejército de Estados Unidos y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Viste ropa de civil. A veces sonríen o tienen una expresión seria, pero en gran medida, lucen serenos. Algunos ex prisioneros han dicho que esto es para tranquilizar a sus seres queridos que no los han visto.
Es parte de un programa de la Cruz Roja que permite a prisioneros en la guerra contra el terrorismo comunicarse con sus familias a través de cartas y tarjetas revisadas por la prisión. Estas protecciones están descritas en las Convenciones de Ginebra, la ley que rige la guerra.
Los 15 prisioneros de Guantánamo han tenido acceso al programa, que comenzó a permitir las fotografías en el 2009.
La mayoría de los detenidos ahí anteriormente nunca fueron acusados de algún delito y fueron repatriados o reubicados en otros países.
Cuando comenzó la iniciativa de la Cruz Roja en 2009, la prisión albergaba a unos 240 hombres. Según un recuento de la Cruz Roja, a unos 169 de ellos se les ha tomado al menos una foto que se envió a sus familiares.
Los retratos brindan una especie de prueba de vida, sobre todo para los prisioneros que pasaron años en centros secretos de la CIA en el extranjero antes de ser trasladados a la Bahía de Guantánamo en el 2006.
En un principio, representantes de la Cruz Roja tomaron las fotos, trayendo atuendos tradicionales para que los reos los usaran en lugar de los uniformes de la prisión, si así lo deseaban. Colocaban fondos improvisados en las celdas o utilizaban patios de recreo para los retratos.
La Cruz Roja, que ayuda a entregar las fotos, nunca las ha hecho público. Tampoco lo ha hecho el Ejército, que las revisa para detectar mensajes secretos u otras inquietudes de seguridad antes de entregarlas a las familias.
No obstante, familiares y abogados las han compartido con grupos noticiosos, y algunos activistas las han usado en línea.
Los retratos también llenan un vacío visual: el ejército estadounidense ya no permite que los medios vean el interior de la prisión.
Para la época de la pandemia, cuando las visitas de la Cruz Roja fueron limitadas temporalmente, los fotógrafos militares ya habían comenzado a tomar las imágenes.
En el 2002, equipos de fotógrafos militares tomaron las fotos memorables de prisioneros de Guantánamo arrodillados en jaulas. Ahora, fotógrafos militares toman instantáneas para los familiares de los reyes, al echar mano de las celdas como estudios improvisados.
Sufyian Barhoumi , quien estuvo preso en Guantánamo durante 20 años, pero nunca fue llevado a juicio, declaró desde su hogar en Argelia que los reos pusieron buena cara para los retratos.
“Para ellos, incluso las cosas más pequeñas —para tu madre, para tu familia— si te ven en ropa que no sea tu uniforme, ya es algo”, comentó en una entrevista el año pasado.
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