Por Kenneth Chang/The New York Times
El núcleo interno de la Tierra, una pelota de hierro y níquel de unos 2 mil 400 kilómetros de ancho, quizás no sea perfectamente sólido. Un estudio encuentra evidencia de que su límite exterior ha cambiado de forma en las últimas décadas.
“Lo más probable es que el núcleo externo esté tirando del núcleo interno y haciéndolo moverse un poco”, dijo John Vidale, profesor de ciencias de la tierra en la Universidad del Sur de California. Vidale y sus colegas reportaron sus hallazgos en febrero en la revista Nature Geoscience.
Los geofísicos reportaron anteriormente que el núcleo interno no gira precisamente al mismo ritmo que el resto de la Tierra. También demostraron que el ritmo de rotación cambia —hace un par de décadas, el núcleo interno parecía girar ligeramente más rápido que las capas externas, y ahora gira un poco más lento.
El núcleo interno es la más profunda de las capas geológicas de la Tierra. La corteza —la capa sobre la que vivimos— tiene sólo varios kilómetros de espesor. Debajo se encuentra el manto de 2 mil 900 kilómetros de espesor, que en algunos lugares es lo suficientemente blando como para fluir hacia arriba y hacia abajo y generar las fuerzas que empujan a los continentes. Entre el manto y el núcleo interno se encuentra el núcleo externo líquido.
Los científicos no pueden observar directamente el interior de la Tierra. Su conocimiento se infiere de las vibraciones generadas por los terremotos. La velocidad y la dirección de las vibraciones cambian según la densidad y elasticidad de las rocas.
Vidale y sus colegas estudiaron sismos en las Islas Sandwich del Sur, una cadena volcánica en el Océano Atlántico Sur. Allí suceden tantos que a veces un nuevo evento es casi idéntico en magnitud y ubicación a uno que ocurrió años antes.
Los científicos identificaron más de 100 “pares de terremotos” al analizar lecturas de 1991 al 2004 en dos conjuntos de sismómetros a más de 12 mil 900 kilómetros de distancia de las islas, uno cerca de Fairbanks, Alaska, y el otro en Yellowknife, Canadá. Pero no entendían aspectos de las señales en Yellowknife. “Los trazos son diferentes”, dijo Vidale.
Núcleo interno de la Tierra
En algunos pares, el núcleo interno estaba en la misma orientación durante ambos sismos. Vibraciones idénticas pasando por la misma parte de la Tierra deberían producir señales sísmicas idénticas en Fairbanks y en Yellowknife. En Fairbanks así era, pero en Yellowknife eran diferentes. Eso sugería que algo había cambiado cerca del límite exterior del núcleo interno. Flujo turbulento en el núcleo externo o la atracción gravitacional de partes más densas del manto podrían haberlo deformado, dijo Vidale.
En los últimos años, los geofísicos han discutido sobre si las diferencias en las señales sísmicas se deben a un cambio en la velocidad de rotación o en la forma del núcleo interno. “Este estudio concilia así el debate al proponer una combinación de ambas causas”, afirmó Hrvoje Tkalcic, profesor de geofísica en la Universidad Nacional de Australia.
Lianxing Wen, profesor de geociencias en la Universidad Stony Brook de Nueva York, sigue sin estar convencido de que el núcleo interno gire a un ritmo diferente al del resto de la Tierra. Un cambio de forma por sí solo era suficiente para explicar los datos sísmicos, afirmó.
“Estamos bastante seguros de que tenemos razón, pero este no es un estudio a prueba de balas”, admitió Vidale. “¿Qué tan seguros? Digamos un 90 por ciento”.
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