EEUU retira la ayuda sanitaria al extranjero: ¿Quién llenará el vacío?

Las contribuciones de EEUU a la salud mundial permitieron financiar el tratamiento del VIH y la prevención de nuevas infecciones así como vacunas y medicamentos.

  • 19 de marzo de 2025 a las 00:00 -
The New York Times

Por: Stephanie Nolen/The New York Times

A medida que Estados Unidos disminuye drásticamente su ayuda a los países en desarrollo, ha iniciado una conversación urgente entre gobiernos, filántropos y organizaciones mundiales de salud y desarrollo: ¿Quién llenará este vacío?

El año pasado, Estados Unidos contribuyó con unos 12 mil millones de dólares a la salud mundial, dinero que ha financiado el tratamiento del VIH y la prevención de nuevas infecciones; vacunas infantiles contra la polio, el sarampión y la neumonía; y pruebas y medicamentos para la malaria.

El siguiente mayor financiador es la Fundación Gates. Su división de salud mundial tuvo un presupuesto de 1.8 mil millones de dólares en el 2023.

“El vacío que ha llenado Estados Unidos no puede ser igualado fácilmente por nadie”, dijo Ntobeko Ntusi, director ejecutivo del Consejo Sudafricano de Investigación Médica.

La asistencia estadounidense ha sido canalizada vía la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que la nueva Administración Trump ha desmantelado en gran medida, y otras agencias gubernamentales, incluyendo los Institutos Nacionales de Salud, que también enfrenta recortes sustanciales.

Alrededor del 85 por ciento del gasto estadounidense en salud global se destinó a programas en o para países africanos. En el caso de países como Somalia, donde la ayuda estadounidense representaba el 25 por ciento del presupuesto total del Gobierno, la pérdida es catastrófica. Y para las principales agencias de salud global, la situación es igualmente crítica.

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El Presidente Donald J. Trump ha retirado a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, que ahora está tratando de hacer un recorte presupuestal inicial de 500 millones de dólares para el 2026-27 para hacer frente a la pérdida de fondos estadounidenses.

Bill Gates, cofundador de la Fundación Gates, el segundo mayor mecenas de salud global, muy por detrás de EU.

No hay indicios de que se obtenga financiamiento adicional de los demás países del G7, la Unión Europea ni de otras naciones de altos ingresos. Entre las organizaciones no gubernamentales, el Banco Mundial es el más indicado para brindar apoyo a largo plazo al gasto en salud. El banco ha dicho poco hasta el momento. Sin embargo, Estados Unidos es el mayor accionista del banco, y la Administración Trump tendría influencia sobre cualquier inversión de este tipo.

Gran parte del debate público sobre cómo cubrir el déficit de financiamiento se ha centrado en China, que ha consolidado una presencia significativa financiando proyectos de infraestructura en países africanos. Pero hasta la fecha China ha mostrado poco interés en apoyar programas de salud globales o en otorgar subvenciones a una escala ni remotamente cercana a la de USAID.

Las organizaciones filantrópicas que trabajan en el ámbito de la salud global han recibido una avalancha de llamadas de organizaciones de salud con fondos congelados. Pero la Fundación Gates ha estado advirtiendo a sus beneficiarios de subvenciones que no puede cubrir la diferencia. Otras organizaciones han expresado preocupaciones similares.

Los gobiernos africanos se encuentran bajo una enorme presión ciudadana para que asuman la responsabilidad del gasto en salud que provenía de EU. En los 24 años transcurridos desde que la Unión Africana adoptó la Declaración de Abuja, comprometiendo a sus 42 miembros a destinar el 15 por ciento de sus presupuestos a salud, sólo un par de Estados han alcanzado esa meta, y durante un año o dos como máximo. El gasto promedio en salud de los países africanos es menos de la mitad de esa cantidad.

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Muhammad Pate, el Ministro de Salud de Nigeria, afirmó que casi 28 mil trabajadores de salud en el País eran pagados total o parcialmente por USAID, que también cubría tres cuartas partes de la factura de medicamentos y kits de prueba para los 1.3 millones de nigerianos que viven con VIH.

Deisy Ventura, profesora de ética de salud global en la Universidad de São Paulo, afirmó que el fin de la ayuda estadounidense podría abrir oportunidades para que otros países ejerzan una nueva influencia.

“Es importante para nosotros en el sur global imaginar una coordinación internacional de preparación y respuesta ante emergencias sin Estados Unidos”, afirmó.

©The New York Times Company 2025

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Staff NYTimes
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