Por Simon Romero y Anatoly Kurmanaev/The New York Times International
Ciudad de México — La Administración Trump ha duplicado la recompensa por la captura del líder autocrático de Venezuela, lo llama “narcoterrorista” y amenaza con ataques militares en territorio venezolano. Sin embargo, el presidente Nicolás Maduro ha hallado un pilar de apoyo en una de las mayores petroleras de Estados Unidos.
Las exportaciones de petróleo venezolano alcanzaron en septiembre su nivel más alto en cinco años, impulsadas en parte por la reanudación de las operaciones de Chevron en Venezuela tras un breve veto fiscal por parte de la Administración Trump.
“Quiero que Chevron esté aquí otros 100 años”, declaró Maduro después de que Chevron obtuviera un permiso de la UE para reiniciar la extracción de petróleo. La compañía opera en Venezuela desde 1923.
Las exportaciones petroleras de Chevron están inyectando nuevamente una moneda fuerte a la frágil economía venezolana, lo que pone de alivio a la inusual posición de la que goza un ícono del capitalismo estadounidense en un país encabezado por socialistas que han expropiado los activos de cientos de compañías.
Las operaciones de Chevron representan casi una cuarta parte de la producción petrolera de Venezuela. En los últimos dos años, Chevron ha sido responsable de hasta el 80 por ciento del crecimiento de la producción de crudo en Venezuela, dijo Francisco J. Monaldi, un experto petrolero venezolano de la Universidad Rice, en Texas.
Dada la enorme dependencia de Venezuela en las exportaciones petroleras, economistas señalan que las operaciones de Chevron permiten a los funcionarios venezolanos destinar al menos una parte de los ingresos a necesidades básicas como alimentos y medicinas.
Chevron es lo que ayuda a evitar que el país vuelva a caer en el tipo de crisis humanitaria que en años recientes llevó a la salida de millones de personas, dijo Francisco Rodríguez, un economista venezolano.
El inmenso potencial de los campos petroleros de Venezuela ha llevado a Chevron a aceptar reveses periódicos y riesgos para su reputación. La compañía ha sufrido interrupciones en la producción, y la deuda de Venezuela con la empresa llegó a alcanzar los 3 mil millones de dólares.
La capacidad del coloso petrolero para seguir operando en Venezuela refleja el argumento de algunos en Washington de que, si se le prohíbe a la compañía extraer petróleo, sus activos venezolanos podrían caer en manos de China
La clave del éxito de Chevron en Venezuela yace en su experiencia técnica en la región de la Faja del Orinoco, donde el petróleo es denso y rico en azufre, lo que requiere un refinado especializado. Si cae el Gobierno de Maduro, la presencia de Chevron en Venezuela podría darle una ventaja competitiva en lo que probablemente sería un aumento en la inversión petrolera.
Washington cambia de rumbo para asegurar suministro petrolero
Las sanciones contra Venezuela durante la primera administración Trump limitaron a Chevron. Pero tras la invasión rusa de Ucrania, la administración Biden permitió a Chevron reanudar las exportaciones de petróleo venezolano para mitigar los temores sobre el suministro global de petróleo.
Repsol, de España, y ENI, de Italia, obtuvieron licencias similares durante la presidencia de Joseph R. Biden Jr., pero la administración Trump no les ha otorgado nuevos permisos, lo que fortalece la posición de Chevron.
Chevron aún enfrenta riesgos. La administración Trump podría cambiar el rumbo, valiéndose de amenazas de paralizar las operaciones de Chevron para obtener concesiones de Maduro.
Monaldi también citó un creciente “costo reputacional” a medida que Chevron enfrenta críticas por colaborar con el gobierno venezolano. Sin embargo, añadió que parecía poco probable que Chevron pague un precio muy alto, enfatizando el papel de la empresa en la reactivación de la economía venezolana si ocurre una transición política.
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