Bluetoothing: la peligrosa práctica que impulsa nuevos brotes de VIH

El “bluetoothing”, consiste en inyectarse la sangre de otra persona que ya consumió drogas para sentir el mismo efecto.

  • 29 de octubre de 2025 a las 11:45 -

Por Pranav Baskar/The New York Times Internacional

Una peligrosa tendencia de uso de drogas, llamada “bluetoothing” , en la que las personas se inyectan la sangre de otros consumidores para obtener una euforia barata, está contribuyendo a picos en las tasas de VIH en zonas críticas de todo el mundo.

Esta práctica, mucho más arriesgada que compartir agujas, ha contribuido a alimentar una de las epidemias de VIH de más rápido crecimiento en Fiyi y se ha extendido en Sudáfrica, reportan autoridades de salud pública e investigadores.

La idea de compartir sangre contaminada con drogas es tan inimaginablemente peligrosa que durante años los expertos han cuestionado su frecuencia. Pero incluso si relativamente pocas personas lo hacen, esta práctica puede propagar enfermedades como el VIH y la hepatitis tan rápidamente que los expertos dicen que requiere una respuesta contundente de salud pública.

Si bien la escalada es difícil de cuantificar, el intercambio de sangre ha surgido en zonas de alta pobreza de África y Asia, impulsado por una vigilancia policial más estricta, precios al alza y una caída en el suministro de drogas.

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“En entornos de extrema pobreza, es un método barato de drogarse con muchas consecuencias”, dijo Brian Zanoni, profesor en la Universidad Emory, en Atlanta, Georgia, quien ha estudiado el consumo de drogas inyectables en Sudáfrica. “Básicamente, obtienes dos dosis por el precio de una”.

En Fiyi, el número de nuevas infecciones por VIH se multiplicó por 10 entre el 2014 y 2024, reporta ONUSIDA, y en enero se declaró un brote.

Factores que impulsan el aumento

“Estamos muriendo viendo a chicos por VIH, niños que han estado involucrados en drogas y sexo”, declaró Eamonn Murphy, funcionario de ONUSIDA. El bluetoothing, agregó, es uno de los muchos factores que impulsan este aumento, junto con la falta de acceso a agujas estériles y los altos niveles de relaciones sexuales sin protección.

Para practicar bluetooth, el primer consumidor de drogas se inyecta una droga como heroína o metanfetamina. Luego, la sangre de esa persona, impregnada con la droga, se inyecta a otro usuario, con la esperanza de drogarse con la misma dosis.

Aunque se comparten pequeñas cantidades de sangre en el bluetooth, combinar tipos de sangre incompatibles conlleva el riesgo de reacciones adversas graves, incluso si no se transmiten partículas virales.

Zanoni calificó la práctica como “poco explorada, pero de altísimo riesgo”. Por cada gota de sangre de una persona con VIH, afirmó, “se exponen a decenas de millas de partículas”.

“Es la forma perfecta de propagar el VIH”, dijo Catherine Cook, directora de Harm Reduction International, una organización sin fines de lucro del Reino Unido. “Es una llamada de atención para los sistemas de salud y los gobiernos —la velocidad con la que se puede producir un pico masivo de infección debido a la eficiencia de la transmisión”.

©The New York Times Company 2025

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Staff NYTimes
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