Lo primero que hizo un grupo de supuestos campesinos al invadir un predio ganadero en la aldea El Ocote de este municipio fue quemar el pasto con herbicida. Como consecuencia, desde entonces, ha muerto una decena de reses.
Las invasiones de fincas se han extendido a Cortés, y ahora es Villanueva la afectada.
“Algunas -vacas- quedaron empantanadas a la orilla del cercano río Ulúa cuando salieron desesperadas en busca de agua y comida”, manifestó Felipe Antonio Martínez, quien ha estado fungiendo como administrador del terreno de 51 manzanas.
Los invasores no son campesinos, sino pobladores del lugar que se han dedicado a diferentes oficios, menos a cultivar la tierra. Sus dirigentes llegan en cuatrimotos y vehículos de paila a dirigir las tareas de ocupación de esa propiedad privada, según informó Martínez.
Los dueños consideran que el incremento de las invasiones en el país se debe a la falta de garantías jurídicas y a la indiferencia del Gobierno ante los denuncias de los productores invadidos.
Indicó que los propietarios del terreno son tres hermanos de apellido Rápalo de la tercera edad, cuyo estado de salud ha empeorado a raíz de la usurpación de su patrimonio.
Con las escrituras originales y un título de dominio pleno otorgado por la municipalidad de Villanueva a los hermanos Rápalo, el administrador ha acudido a las diferentes instancias institucionales y judiciales para recuperar las tierras, pero el esfuerzo ha sido en vano.
Las reses que aún sobreviven están hacinadas en un predio contiguo a la invasión, pero no se pueden ordeñar por el estado famélico en que se encuentran debido a la falta de pasto.
Mauro Caballero Alvarado, presidente de la Asociación de Ganaderos de Villanueva (Agavi), dijo que la situación es preocupante, pues “ahora son los hermanos Rápalo los afectados, mañana será otro de nosotros y después todos los productores del campo”. No le parece justo al dirigente ganadero que un terreno que fue prosperado durante años por una familia ahora esté en manos de individuos que pasan adentro, acostados en una hamaca.
“Mientras no haya garantías jurídicas y el Gobierno no defina cuál es su ruta, vamos a estar amolados todos”, expresó.
