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San Pedro Sula: ciudad que no suple lo básico

  • 26 septiembre 2010 /

En 1976 San Pedro Sula comenzaba a crecer. La parte este del primer anillo de circunvalación no se pavimentaba aún y los barrios Medina y Concepción eran las zonas populares más pobladas.

Nota de la redacción

A pesar que es una de las urbes mejores planeadas y que alcanzó fama por su constante entusiasmo y desarrollo, las malas administraciones municipales y el monumental abuso de funcionarios y empleados consiguieron detener su modernización a partir de 1994.

La escasa inversión municipal, los problemas financieros de la Alcaldía, el sindicato que se ha convertido en una pesada e improductiva carga, la falta de talento y visión de los funcionarios municipales son parte de las causas del atraso que hoy lamentan los sampedranos.

En esta serie de investigación que hemos titulado “San Pedro Sula, 16 años de atraso”, LA PRENSA pretende hacer un recuento no sólo de los graves problemas en materia sanitaria, de infraestructura vial y vivienda que padece la ciudad, sino llevar la voz de aliento de grandes profesionales y de organizaciones como los colegios de Ingenieros y Arquitectos que aseguran que esta ciudad puede levantarse en diez años si las autoridades dejan a un lado los compromisos políticos y se asesoran de forma correcta.

San Pedro Sula necesita tener completo su segundo anillo de circunvalación y concluidos al menos siete pasos a desnivel, requiere más semáforos, un mejor alcantarillado y drenaje pluvial. Pero sobre todo, necesita recuperar su orgullo de ciudad moderna y sus sueños que fueron robados.

Especial multimedia: San Pedro Sula, 16 años de atrasos

En 1976 San Pedro Sula comenzaba a crecer. La parte este del primer anillo de circunvalación no se pavimentaba aún y los barrios Medina y Concepción eran las zonas populares más pobladas. La pujanza empezaba a dibujarse.

El casco urbano ya estaba asfaltado, la catedral San Pedro Apóstol iba a medio construir y edificios emblemáticos como el del Banco Atlántida se erigían contiguo a la activa Tercera Avenida, “la calle del comercio”. La población ese año rondaba los 200,881 habitantes y aunque la ciudad estaba tomando forma, se proyectó para que el futuro fuera creciendo en orden. Ese año, 1976, se diseñó el Plan Maestro de Desarrollo Urbano considerado como “la biblia de los urbanistas y constructores”. El plan que proyectó a San Pedro Sula para que creciera en orden tendría una duración de 20 años; sin embargo, su vida útil ha sido sobreexplotada y urge un nuevo instrumento actualizado que se apegue a la realidad del municipio y a sus necesidades.

El Plan Maestro venció oficialmente en 1994; sin embargo, ha sido modificado, situación que le alargó la vida útil hasta 2009 cuando se determinó la urgencia de otro modelo que diseñe las nuevas normas por las cuales debe regirse el municipio que no para de crecer. 1994 es precisamente el año que los expertos aseguran que el crecimiento de San Pedro Sula se detuvo. Una paralización que ha causado 16 años de atraso a la ciudad.

La merma en el desarrollo de San Pedro comenzó en la administración de Luis García Bustamente.

Los presidentes de los colegios profesionales opinan que las últimas dos administraciones empeoraron la situación por factores como la política, la falta de visión de las personas que han ocupado la Alcaldía, la corrupción y lo más importante, que no hay un plan de desarrollo de ciudad a largo plazo.

Bloglectores: Camino equivocado

A la fecha, en San Pedro Sula habitan oficialmente 1,024,182 personas. Son datos proyectados, porque el último censo de campo que realizó el Instituto Nacional de Estadística, INE, fue en el 2001.

La expansión urbanística y la poblacional han ido de la mano. El crecimiento industrial y las oportunidades de empleo han hecho que en los últimos 10 años, la cantidad de residentes en la “capital industrial” se duplique. Pese a su atraso, San Pedro Sula muestra edificios modernos, torres con condominios de lujo que le han abierto camino a las residencias verticales, nuevos centros comerciales, urbanizaciones e industria. Sin embargo, más expansión atrae a más y más pobladores de otros municipios y departamentos que buscan un trozo del pastel.

La oferta de apartamentos de alquiler está en auge. Según estimación del Departamento Administrativo de Inquilinato, DAI, en el municipio hay 560 barrios y colonias y afirman que por cada uno de éstos, según el censo que manejan, se construyeron en el año 2008 de 10 a 15 cuarterías y al menos 30 apartamentos, cifra que esperaban se duplicara entre el 2009 y 2010.

Esa nueva población que se incorpora al millón que ya transitan y requieren servicios básicos, aumenta aún más las necesidades de agua y energía que no se alcanzan a suplir. Los que no tienen vehículos demandan más del transporte público que hace de las suyas desde hace años, sin que ninguna autoridad pueda corregirlo. Los que tienen auto propio se incorporan al caos vial que se ha apoderado hasta de las vías alternas y de las pocas obras de pavimentación nuevas que bien o mal alivian en parte la carga de la ciudad.

Mucho por hacer

De la capital industrial, el sector suburbano noreste, o sea el de Los Cármenes, Santa Martha y colonias aledañas, es el que más crecimiento ha experimentado. Según las proyecciones de la Dirección de Estadística Municipal, Diem, en ese sector residen 293,271 habitantes. Los efectos de su acelerado crecimiento se observan a diario en dos puntos: en el bulevar hacia La Lima y en el desvío a la aldea El Carmen, sobre el segundo anillo de circunvalación. En ambos sitios el tráfico vial es desbordante.

El puente sobre el río Bermejo no se da abasto, mientras que en el segundo anillo periférico las enormes filas empeoran cada vez más. El suplicio no acaba allí. La historia se repite en los ocho sectores en los que se divide la ciudad.

Y los problemas suman y siguen. En materia de saneamiento básico hay mucho por hacer. En la ciudad las aguas residuales no reciben tratamiento. Los ríos, riachuelos y quineles reciben a diario un volumen diario de agua servida de más de 29 millones de galones.


Las heces fecales diarias del millón de habitantes son transportadas crudamente a los afluentes.

Por otro lado está la recolección, limpieza y disposición de más de 1,200 toneladas diarias de desechos sólidos domésticos, industriales y hospitalarios, generados por las distintas actividades en las que se sumerge la ciudad.

Las cifras son parte del ensayo realizado por Osmín Bautista, ex vicealcalde municipal, quien retrata con suma profundadidad la realidad que vive San Pedro Sula y por qué es tan urgente planificarla para el futuro. Su radiografía da y soporta cifras que desnudan una realidad.

Amparado en que así como el espacio urbano es vasto, igual de amplia es la gama de atribuciones y facultades que las leyes vigentes dan a las corporaciones municipales, entre ellas la elaboración y ejecución de planes de desarrollo, el uso inteligente de su suelo, mejorar ornato, aseo e higiene, la construcción, mantenimiento de los servicios de agua potable, negras y lluvias; también construcción, mantenimiento de la red viaria, su equipamiento comunitario como cementerios, mercados, rastros, áreas verdes, parques, bulevares, escuelas, bibliotecas, teatros, colegios, iglesias, centros de salud, terminales de transporte, etc.

También las alcaldías están facultadas para resolver la recolección, disposición y tratamiento de sus desechos sólidos y aguas servidas; la protección de la ecología, medio ambiente, regular la actividad comercial, industrial, servicios, promoción del turismo, cultura, recreación y deporte, gestión y coordinación con otros entes del Estado, gremios de profesionales, cámaras, patronatos, sindicatos, cooperativas y sociedad civil.

Ante ese abanico de demandas, Bautista cuestiona si en realidad se va en la dirección correcta. En su ensayo contesta que aunque trata de ser optimista, la realidad es que la herramienta de planificación de su desarrollo urbanístico y territorial debe estar en sintonía con las múltiples actividades que desarrollan y requieren los ciudadanos.

Afirma que si esta herramienta de planificación se tornó obsoleta a las necesidades actuales, se tendrá como resultado un caos severo, de proporciones lamentables en los diferentes enfoques, sean estos urbanísticos, históricos, sociales, económicos, financiero, ambientales, políticos, geográficos, culturales y turísticos.