El párkinson es una enfermedad que no tiene cura, pero sí se puede actuar ante los síntomas y hacer que no avance tan rápido.
Temblor (que puede ser lento y rítmico), rigidez muscular, lentitud de movimientos e inestabilidad postural, por lo cual en este tipo de pacientes el riesgo de caídas es mayor, además de trastornos del sueño y depresión, son algunos de los síntomas que experimentan las personas que lo padecen.
| PARSA SABER
El párkinson es una patología neurodegenerativa crónica que padecen más de siete millones de personas en el mundo. Aunque se trata de una enfermedad que afecta a personas de todas las edades, incluso a niños y adolescentes, incide principalmente en personas mayores de 60 años: una de cada cien lo sufre.
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“Hay que tener en cuenta que aunque los problemas motores sean los síntomas más característicos de esta enfermedad, también puede manifestarse en trastornos cognitivos, gastrointestinales, autonómicos, sensitivos o del sueño”, dice el doctor Pablo Mir, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN.
A pesar de que el diagnóstico temprano y el acceso a un tratamiento efectivo son vitales para ayudar a los pacientes a mejorar su calidad de vida, más de un 25% de las personas que padece párkinson en el mundo fueron inicialmente diagnosticadas erróneamente y muchos síntomas de la enfermedad aún son poco reconocidos y no se tratan adecuadamente.
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Las causas del párkinson no son conocidas, excepto cuando es derivado de otros factores, como el consumo de drogas, efectos secundarios de algunos medicamentos, la exposición a ciertas sustancias tóxicas (se cree que ciertos pesticidas pueden facilitar su aparición y también el monóxido de carbono), tumores o traumatismos.
Se considera que tiene algún componente genético porque es común que se den varios casos en una familia; pero no se ha clarificado cómo funciona la herencia en esta enfermedad, aunque no se cree que sea tan importante como en otras. También existe la posibilidad de que sea a causa de los radicales libres, moléculas que aceleran el envejecimiento celular; pero esto no está comprobado.