Así son los piques clandestinos mortales de la 33 calle
Diario La Prensa fue testigo de cómo la juventud pone en peligro sus vidas durante la noche y la madrugada en San Pedro Sula, participando en carreras ilegales de motocicletas bajo la sombra de la clandestinidad.
- 30 de marzo de 2025 a las 00:00 -
Los miércoles y viernes, un tramo de un kilómetro en la 33 calle, por donde transita el transporte pesado hacia La Lima, El Progreso y el litoral de Honduras, se transforma en una improvisada pista donde jóvenes apasionados por la adrenalina y el riesgo llevan a cabo carreras clandestinas.
Alrededor de las 10:00 pm, los motociclistas se reúnen en una plaza comercial ubicada en el bulevar del norte de la capital industrial. Desde allí, se dirigen hacia la 33 calle, en la zona suroeste, para llevar a cabo las carreras clandestinas.
Cientos de espectadores se congregan en las carreras clandestinas para presenciar a los motociclistas competir y realizar impresionantes maniobras a altas velocidades, desafiando los límites del riesgo, arriesgando hasta sus vidas.
El propósito principal de los motociclistas es mostrar sus destrezas en la improvisada pista, ya que no existen apuestas ni se declaran ganadores. Este joven, por ejemplo, ejecuta un "caballito", una maniobra arriesgada que, con el más mínimo error, podría tener consecuencias fatales.
El lente de La Prensa logró capturar a estos jóvenes mientras se desplazaban a gran velocidad, llevando el riesgo al límite cuando uno de ellos colocó su pie sobre la motocicleta de su compañero durante el recorrido.
El desafío trasciende los límites de la lógica, con los corredores desplazándose junto a vehículos pesados y rastras que transitan por la concurrida 33 calle. Algunos participan acompañados y, en muchos casos, sin las mínimas medidas de seguridad, como el uso del casco, aumentando considerablemente el riesgo.
Las autoridades de la Policía afirman haber intentado impedir que los jóvenes participen en estas carreras clandestinas. Sin embargo, ante la resistencia encontrada, señalan que recae en los mismos jóvenes la responsabilidad de proteger sus propias vidas.
Las carreras clandestinas se prolongan hasta altas horas de la madrugada, coincidiendo con el tránsito de vehículos pesados. A pesar de ello, los corredores eligen desplazarse a gran velocidad junto a las rastras, incrementando significativamente el nivel de peligro.
Exparticipantes de estas carreras expresan su pesar por la falta de un espacio adecuado en la ciudad para llevarlas a cabo. Consideran que, de existir un lugar designado, los riesgos disminuirían, ya que se podrían formar clubes encargados de regular y supervisar a los corredores.
Una de las normativas propuestas sería exigir a los motociclistas el uso obligatorio de cascos, una medida fundamental para garantizar su seguridad durante las competencias.
La falta de iluminación en un tramo de la 33 calle aumenta significativamente el riesgo de accidentes. Este año, Honduras ha reportado la muerte de al menos cinco personas durante los peligrosos piques que se llevan a cabo en estas carreras clandestinas.