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Bradley Cooper 'fui educado para buscar la serenidad, no el éxito”

  • 02 febrero 2013 /

El actor se mide en los óscar con Daniel Day-Lewis, Denzel Washington, Hugh Jackman y Joaquin Phoenix.

    No le costó mucho demostrar su belleza, pero a Bradley Cooper le llega a los 38 años su primera nominación al Óscar por Silver linings playbook, en la que interpreta a Pat, un bipolar tan violento como adorable que enamora a Jennifer Lawrence.

    También ha expresado su deseo de participar en la cinta biográfica del exciclista Lance Armstrong: “Me interesaría hacer eso. Es un personaje fascinante”. Bradley ahora disfruta la nominación a Mejor actor junto con Daniel Day Lewis, Denzel Washington, Hugh Jackman y Joaquin Phoenix.

    -¿Hacía falta en Hollywood una comedia romántica sobre el fracaso?
    Depende de cómo definas el éxito. Si puedes ser feliz es que has alcanzado el éxito a tu manera. Yo fui educado para buscar serenidad, no el éxito tal y como se entiende hoy. Me enseñaron a estar bien rodeado, nunca me impusieron baremos monetarios o algún tipo de riqueza que sustituyera la felicidad. Esta película da una buena patada al género de la “comedia romántica” tal y como la entienden en Hollywood, pero allí la han aceptado gracias a los Óscar. Cuatro actores nominados cubriendo todas las categorías, es algo que no había sucedido desde hace 31 años.

    - Pat, su personaje, sale de una institución psiquiátrica y al principio llama la atención por su excentricidad, pero acaba emocionando por su cercanía. ¿Cómo ha conseguido este giro en la película?
    Solo puedo interpretar un personaje si me siento cercano a él, si es alguien a quien tenga cariño. Aprendí mucho sobre él y mucho sobre mí al interpretarlo. No puedo hablar de lo que supone ser bipolar, pero los que lo son han venido a mí y me han dado las gracias, porque es un retrato ajustado a la realidad y por fin se han visto representados en la pantalla. Es fantástico. Para mí, en la adolescencia, ver a alguien en pantalla con el que me sentía identificado me hacía sentir más legitimado o más válido, más a gusto conmigo mismo. Quizá Pat gusta tanto porque es amable y violento a la vez, algo que no lo habíamos visto antes pero que lo hace tan creíble.

    - Un hombre con sangre italiana e irlandesa, que vive en Philadelphia... muchas coincidencias con su biografía.
    Lo de la sangre italiana e irlandesa no estaba en el guión, lo puso David O. Russell (director del filme) cuando vio que Robert De Niro (su padre en el filme) y yo teníamos eso en común, así que no nos costó interpretar esto. En mi casa, aunque tenía una relación más sana con mi padre que la que se ve en la cinta, también había manías un poco raras. Por ejemplo, teníamos los sofás cubiertos con plásticos para no dañarlos. Y las relaciones de la película son muy reconocibles: Tiffany (Jennifer Lawerence) necesita a quien querer y Pat necesita alguien que la entienda. Se complementan pero son diferentes. Igual que Pat padre necesita sentir que tiene un hijo otra vez y Pat hijo necesita que pertenece a algo. Esas necesidades se complementan.

    - ¿Cuáles eran las necesidades del chico de Philadelphia llamado Bradley Cooper?

    Era un chico normal de la costa Este. Baloncesto, béisbol, fútbol... ya sabes, con los otros en el barrio. No había esquí, ni camping. Una infancia de ciudad.

    - Pero luego la vida le dio sorpresas. ¿Cómo acabó haciendo kayak con orcas y escalando los Alpes en Perú?
    Cuando estaba estudiando el posgrado y encontré un trabajo como presentador de un programa de aventuras. Cada vez que tenía tiempo libre, en las vacaciones iba con ellos y me pagaban mucho dinero. Me permitió dejar de trabajar en el hotel como guardia de seguridad y fui a ver el mundo que no había visto hasta entonces. No crecí haciendo camping, ni en tiendas de campaña. Así que vivir tres meses en el bosque para mí fue una experiencia increíble.

    - ¿Ahora se siente que Hollywood le ha cazado?
    Aún vivo en Philadelphia... y no voy a Los Ángeles tanto, lo cual es una pena, porque tengo una casa estupenda allí (se ríe). Pero, por supuesto, que ahora es un momento importante. También gracias a The place beyond the pines, que rodé antes que Silver linings playbook. Es un cambio en los papeles que me ofrecen y que puedo hacer y el hecho de que esta película haya salido bien es valioso. La interpretación está siendo reconocida y espero que me facilite acceder a personajes complicados. Ahora voy a estrenar con Jennifer Lawrence Serena (dirigida por Susanne Bier), que es una historia oscura, casi obsesiva, aunque no le pego a mi madre como en Silver linings playbook (bromea). También volveré a rodar con David O. Russell. Cuando las cosas funcionan, intentas repetir. Es por lo que Woody Allen siempre cuenta con los mismos actores, o David Fincher. Si algo funciona, ¿por qué interrumpirlo?

    - Pero “The Hangover” y sus secuelas también funcionan. ¿Las va a interrumpir?
    Me encantan los dos tipos de cine, no los veo de manera separada. En mayo saldrá la tercera parte de The hangover y, si crees que no se podía superar lo que ya ha pasado en las dos anteriores, tienes que ver esta. Es en Las Vegas, Los Ángeles y México, aunque no hablo nada de español, lo siento... Luego volveré a ponerme serio con David O. Russell y Cameron Crowe.

    - Pero se le va a ver en Broadway como el John Merrick de “The elephant man”. ¿Un desafío a su belleza?
    Nunca lo he mirado así. Me gustó el personaje desde que vi siendo niño en la televisión la película de David Lynch. Me fascinó cómo la oscuridad en su vida no le impide la esperanza, el optimismo y la curiosidad y la gratitud. Me pareció muy emotivo. Todo lo que consiguió hasta que murió a los 26 años... quería aprender sobre su vida, y encontré que había una obra de Bernard Pomerance. Cuando la encontré, quise hacerla. Es por lo que lo vamos a hacer en Broadway el año que viene. Es un personaje que llevo preparando desde los 12 años y ya lo interpreté durante cinco semanas el año pasado. Está dentro de mí.

    -¿Y sin maquillaje?
    No llevo maquillaje. No la puedes hacer con maquillaje, porque no puede haber prótesis en el escenario. Es todo un espejismo: el público tiene que comulgar con eso, que no deja de ser lo que propone la obra, la pregunta de qué es lo que el ojo percibe, qué es espejismo y qué no lo es.

    -¿Es el estrellato en Hollywood también un espejismo?
    Hoy ves una película y te tienes que divorciar de la idea de que es Brad Pitt, el marido de Angelina, que tiene nueve hijos y que le gusta la arquitectura. Me gusta entrar en una cinta y ver al personaje, no al actor. No me siento acosado por la prensa o por los fans, pero creo que es una vergüenza que Hollywood convierta en un nido de medios del corazón y paparazi.

    - Jodie Foster habló de eso en la gala de los Globos de Oro en la que usted estaba nominado, pero ella lleva en la industria desde los tres años...
    Me siento afortunado, doy gracias a Dios por haber empezado tarde. Cuando actúas pones toda tu experiencia en la vida, y no empecé hasta los 25 o los 26. Todo lo que hice antes, fue mi viaje para todo lo que vendría después.