Los Ángeles, Estados Unidos.
Se acabó la época de ídolo juvenil: ahora es tiempo de ser una “mujer peligrosa”, según sus palabras. Así cautivó Ariana Grande a sus fans en un concierto en el Fórum de Los Ángeles en el que esbozó su estrategia para ser una artista de futuro más allá de sus éxitos como adolescente.
La cantante estadounidense de 23 años se encuentra de gira por Norteamérica y Europa con el tour Dangerous Woman (mujer peligrosa), que toma el nombre de su tercer álbum.
Forjada como cantante precoz y estrella televisiva, Ariana trata ahora, como hicieron en el pasado Miley Cyrus o Selena Gómez, de mostrar una cara más madura para escapar del estereotipo de la sensación juvenil que luego de adulto se convierte en un juguete roto.
En esta táctica encaja su disco Dangerous Woman (2016), con letras más explícitas y alejadas de lo puramente adolescente que presentó en Los Ángeles, eso sí, ante un público mayoritariamente femenino y de edad de instituto arrodillado por completo ante su cantante favorita.
Tras una cuenta atrás y con una elegante proyección en blanco y negro saltó al escenario Ariana Grande cantando Be Alright entre la euforia de sus seguidores.
Talentosa
En el mundo de la artista de ascendencia italiana no hay tiempo para el respiro, y la velada de Los Ángeles consistió en una sucesión sin descanso de canciones acompañada por un escuadrón de bailarines y una presentación audiovisual muy cuidada gracias a una enorme pantalla que cruzaba todo el escenario.
Tarimas que subían y bajaban, humo y llamaradas de fuego sobre las tablas, globos cayendo del techo y la inesperada aparición de un gimnasio, con bicicletas estáticas incluidas, fueron algunos de los detalles más vistosos y creativos de la noche.
A la cantante, por su potente, expresiva y versátil voz aguda, la han comparado frecuentemente con Mariah Carey, con quien comparte gusto e inclinación por el pop y el R&B. Dentro de ese abanico musical sonaron a Knew Better, One Last Time y algunas sorpresas como Greedy o la balada de inspiración Motown que es Moonlight.
Se acabó la época de ídolo juvenil: ahora es tiempo de ser una “mujer peligrosa”, según sus palabras. Así cautivó Ariana Grande a sus fans en un concierto en el Fórum de Los Ángeles en el que esbozó su estrategia para ser una artista de futuro más allá de sus éxitos como adolescente.
La cantante estadounidense de 23 años se encuentra de gira por Norteamérica y Europa con el tour Dangerous Woman (mujer peligrosa), que toma el nombre de su tercer álbum.
Forjada como cantante precoz y estrella televisiva, Ariana trata ahora, como hicieron en el pasado Miley Cyrus o Selena Gómez, de mostrar una cara más madura para escapar del estereotipo de la sensación juvenil que luego de adulto se convierte en un juguete roto.
En esta táctica encaja su disco Dangerous Woman (2016), con letras más explícitas y alejadas de lo puramente adolescente que presentó en Los Ángeles, eso sí, ante un público mayoritariamente femenino y de edad de instituto arrodillado por completo ante su cantante favorita.
La joven es considerada con popularidad en las redes sociales (en Instagram tiene más de cien millones de seguidores).
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Talentosa
En el mundo de la artista de ascendencia italiana no hay tiempo para el respiro, y la velada de Los Ángeles consistió en una sucesión sin descanso de canciones acompañada por un escuadrón de bailarines y una presentación audiovisual muy cuidada gracias a una enorme pantalla que cruzaba todo el escenario.
Tarimas que subían y bajaban, humo y llamaradas de fuego sobre las tablas, globos cayendo del techo y la inesperada aparición de un gimnasio, con bicicletas estáticas incluidas, fueron algunos de los detalles más vistosos y creativos de la noche.
A la cantante, por su potente, expresiva y versátil voz aguda, la han comparado frecuentemente con Mariah Carey, con quien comparte gusto e inclinación por el pop y el R&B. Dentro de ese abanico musical sonaron a Knew Better, One Last Time y algunas sorpresas como Greedy o la balada de inspiración Motown que es Moonlight.