Lisa es la primera de su equipo. Toma aire profundamente. Sus compañeros se ecuentran alineados detrás de ella, a lo largo de la soga. El equipo contrario está formado del mismo modo, frente a ella.
'Es solo un entrenamiento. Pero antes de las competencias siempre me pongo un poco ansiosa”, dice Lisa.
Tiene 17 años y eligió un deporte algo menos común que el fútbol o el tenis: practica desde hace un año la cinchada o juego de la soga en un club de Baviera, en el sur de Alemania. Para ello necesita tener mucha fuerza y resistencia.
A la orden del árbitro, todos se agachan a la vez para tomar la gruesa soga que está a su lado en el suelo. La toman firmemente con las dos manos, la izquierda apenas por delante de la derecha.
Luego clavan con fuerza los tacos de sus pesadas botas en el césped, de modo de mantenerse bien firmes. Y a una nueva orden del juez comienzan a cinchar, a tirar de la cuerda para su lado con toda la fuerza. Para ello se reclinan hacia atrás, afirmando los pies contra el suelo.
“Eso es lo más duro de este deporte. Hay que mantener todo el tiempo la tensión, sin aflojar, no importa cuánto tiempo dure”, explica Lisa. Todos respiran al mismo ritmo. De repente comienza a tirar con fuerza el equipo de Lisa, paso a paso retroceden, arrastrando al rival.
“Es muy importante observar detenidamente al adversario. Uno se puede dar cuenta así cuándo están cansados, para atacar”, dice Andreas Reisacher, un integrante del equipo masculino del club de Lisa.
Después de haber logrado que el equipo rival pase la línea trazada en el medio termina la cinchada. Los deportistas se dejan caer en el césped, totalmente agotados.
Thomas, otro de los miembros del equipo masculino, se limpia el sudor de la frente. “Al comienzo me dolía todo el cuerpo después del entrenamiento, los muslos, los hombros y las manos”, señala. “Pero con el tiempo mejora tanto la resistencia como la fuerza.”
Thomas, que también tiene 17 años, comenzó a cinchar recién en enero de este año. Antes jugaba al fútbol.
“El juego de la soga es algo especial, no cualquiera lo practica”, dice. Lo que más disfruta es la sensación de esfuerzo en equipo. “Es un sentimiento fantástico cuando se logra un objetivo entre todos.”
Resina en las manos, zapatos firmes en los pies
También Lisa se entusiasma por ello. “Nunca se lucha solo, siempre hay que afirmarse como equipo contra el rival.” Sus compañeras de colegio se asombran un poco por su afición por el tira y afloja, pero a Lisa no le importa. Es un deporte poco conocido aún, dice. “Pero a mí me gusta mucho”.
Para el tira y afloja hace falta antes que nada una soga. Debe ser lo suficientemente gruesa como para poder tomarla bien con las manos. Los participantes de la cinchada suelen enbadurnarse las palmas de las manos con resina. ¡Así se adhiere la soga a las manos!
Otro elemento importante para el juego de la soga es el calzado. Deben ser muy estables, permitir afirmarse bien sobre el suelo sin patinar. Muchos utilizan botas o zapatos de plástico duro como los que se utilizan en el hockey sobre hielo.
¿Sabías que el tira y afloja o cinchada también fue alguna vez deporte olímpico? Fue hasta hace casi cien años. El juego de la soga formó parte de los Juegos Olímpicos entre 1900 y 1920.
¿Quieres saber quiénes ganaron la medalla dorada?
Un equipo combinado sueco-danés, en 1900, un equipo de Estados Unidos (1904), un combinado suizo-alemán (1906), dos veces Gran Bretaña (1908 y 1920) y Suecia (1912). En 1916 no se disputaron los Juegos Olímpicos por la Primera Guerra Mundial.
El tira y afloja es un deporte muy antiguo. Hace más de dos mil años ya lo practicaban lo practicaban los griegos para medir fuerzas. Muchas veces lo hacían como entrenamiento para otros deportes como la lucha libre. También es tradicional en diversas regiones de España, como Asturias, Cantabria, el País Vasco y Navarra.
Actualmente se practica frecuentemente en fiestas populares. Pero también se organizan verdaderas competencias. Al igual que en el fútbol existen diversas ligas. Y hay un campeonato mundial. El próximo comienza a fines de agosto en Estados Unidos.
La cinchada, tira y afloja o juego de la soga enfrenta a dos equipos de ocho integrantes cada uno. Sobre el suelo se traza una línea media entre los dos equipos.
A unos cuatro metros del punto medio de la soga se la marca a uno y otro lado con pintura blanca. Gana el equipo que logra llevar la soga hasta que la marca del lado del rival pase la línea media.
Hay algunas reglas más. Para que no haya ventajas para ninguno de los dos equipos, se los divide en categorías según el peso, como en la lucha o el boxeo. Pero no se considera el peso de cada participante, sino el peso total del equipo.
También hay un árbitro de la competencia. Debe atender a que ninguno de los dos equipos viole las reglas. No está permitido por ejemplo que se sienten o apoyen a propósito en el suelo para afirmarse con mayor firmeza.
Si un equipo quebranta una regla, se lo advierte. A la tercera advertencia a un mismo equipo se le da por perdida la cinchada.