“Ya solo estamos esperando la muerte”: dramáticos relatos de atrapados en Choloma

Hay niños deshidratados, ancianos a punto de colapsar y adultos con daños pulmonares, respiratorios y de la piel.

Foto: Fotografía: Melvin Cubas / LA PRENSA

Familias recibieron la visita del Cuerpo de Bomberos, Policía Nacional, Militar y de la Municipalidad de Choloma, que llevaron víveres.

mar 27 de septiembre de 2022

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Lupo Viejo es una comunidad que forma parte del polo bananero del municipio de Choloma junto a las aldeas Protección, Tibombo y Poza del Riel. Estos lugares atraviesan un enorme riesgo debido a las inundaciones y crecidas de ríos.

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Aldeas

De los bajos de Choloma recibieron comida, agua y medicamentos: Lupo Viejo, Poza del Riel, Protección y Tibombo.

Para explorar la crisis humana un equipo de Diario LA PRENSA se adentró durante más de seis horas en la zona rodeada de palmeras y cultivos perdidos a través de la aldea El Higuero, a unos 30 minutos del casco urbano de Choloma, para luego caminar otra media hora sobre trayectos sinuosos y fangosos e ingresar a a las turbulentas aguas usando lanchas de bomberos y balsas artesanales de los vecinos del sector.

Llegar hasta Lupo Viejo fue una hazaña, su población permanece aislada sobre un largo e inseguro bordo tras salir de sus casas porque el agua alcanzó los techos y arrastró la mayoría de sus pertenencias.

$!En este bordo se instalaron los vecinos a raíz de las inundaciones en el municipio.

A los dos costados del bordo, sobre el cual la gente instaló las covachas improvisadas, pasan las aguas de los ríos Ulúa y Chamelecón, esto los mantiene en zozobra, puesto que en cualquier momento pudiera rebalsarse si las lluvias continúan.

Ante la escasez de alimentos y agua, la población infantil está deshidratada, hay mujeres enfermas con sus bebés mientras estos lloran porque no tienen leche, pañales agua ni comida, ancianos a punto de colapsar por falta de medicinas y víveres, los adultos, que parecen los más fuertes, difícilmente resistirán más.

Emergencia

Sobre una de las sillas de plástico reposa Álvaro Ramos, pastor de Iglesia de Dios, quien con palabras de fe y convicción manifestó que “en este momento convulsionamos, solo nos resta confiar en el Creador porque esta es su voluntad, el fin del mundo se aproxima”.

Juan Núñez (81) tiene 55 años de vivir en Lupo Viejo y recordó mientras cargaba a su nieta Rebeca que “antes las inundaciones ocurrían cada 20 años, pero ya no sucede en estos tiempos”.

$!Varios menores fueron reportados como enfermos debido a la caótica situación que enfrentan en los bajos de Choloma.

A lo lejos de la zona se observó al pequeño Elmer (12) levantando las manos y quien desde la profunda poza gritaba con mirada triste reflejada en su rostro: “¡Ayuda! Queremos comida y agua”.

A un costado, Glenda Suazo e Iliana Sánchez se unieron a las voces de auxilio para recibir alimentos, pues todo el inventario de las pulperías se acabó y están incomunicados.

$!Pobladores halando los alimentos desde la lancha hacia suelo de Lupo Viejo.

En tanto, Delmira Martínez (63) recordó con nostalgia que hace unos días salió junto a su familia de la casa. “Fue triste para nosotros, salimos corriendo porque sino nos ahogábamos, ahora tengo una rodilla inflamada y necesito atención médica urgente”, instó la mujer.

Mientras que Elizabeth Martínez comentó que “a veces solo comemos una vez al día, nos hace falta alimentos, agua, colchonetas, leche y productos contra los zancudos”.

Pastor Aguirre es uno de los líderes comunitarios, reconoció con tono de resignación que “estamos sufriendo, nos quedamos sin nada, aguantamos hambre y sed, prácticamente solo estamos esperando la muerte”.

$!Personal de la Municipalidad cargando cajas con medicamentos para los cholomeños afectados.

Los habitantes de Lupo Viejo aún aguardan un poco de leña para cocinar en hornillas, duermen sobre colchones rotos y sucios, reposan prácticamente sobre el suelo.

Donde descansan son covachas hechas con lámina y nailon, hacen sus necesidades fisiológicas a unos metros del lugar porque nunca han contado con un sistema sanitario, también están sin energía eléctrica desde hace unos días y se bañan en aguas sucias.

$!Pobladores rehúsan a abandonar los bajos de Choloma, pese a la pesadilla que enfrentan.

Médicos que visitaron el lugar informaron que hallaron múltiples personas con cuadros de tos, gripe y afectaciones en la piel, así como muchos deshidratados. Aunque la situación también es crítica, es menor en sus vecinas aldeas de Poza del Riel, Protección y Tibombo, donde de igual manera ya llevaron víveres y medicamentos.

Acciones

Tania Solano, jefa de operaciones de la Alcaldía de Choloma, manifestó que “estamos consternados por esta realidad, pero ya se levantó información de la situación, les trajimos medicamentos, más de 700 paquetes de agua, varios sacos con granos básicos, comida, cobijas, productos de higiene personal y más”

“Sabemos que esto no es suficiente, por lo que se planea asistirlos por lo menos una vez por semana”, agregó. La funcionaria indicó que muchos han tenido que dejar de trabajar y estudiar por lo ocurrido.

$!Duermen en covachas inseguras, muchos comen una vez al día y adolecen de diferentes problemas de salud.

El alcalde de Choloma, Gustavo Mejía, señaló que son más de 2,500 personas, por encima de 500 familias, las afectadas en los bajos. Dijo que tratarán de conseguir que la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) habilite un helicóptero para futuros traslados de víveres.

“En Choloma enfrentamos un fenómeno raro, los ríos Ulúa y Chamelecón no quieren entrar al mar y eso nos está dañando varios sectores con inundaciones”, apuntó el jefe edilicio.

$!Bomberos movilizando a un cuerpo médico para atender a los habitantes de los bajos de Choloma

Según datos oficiales, hasta la tarde de ayer martes hubo un total de 963 personas refugiadas en los 15 albergues habilitados en el municipio de Choloma para los afectados: 368 niños y niñas, 328 mujeres y 267 hombres.