“Aunque siempre nos cuidan, no me han tocado agresivos”: relato de hondureña VIP

San Pedro Sula

Las mujeres que trabajan en la prostitución VIP no lo suelen hacer contra su voluntad, pero su necesidad en un país sin oportunidades las obliga a escoger este camino. Como no es un trabajo legal, no hay cobertura médica ni están afiliadas a un gremio en específico, por lo que están altamente expuestas a enfermedades infecciosas e inseguridad.

¿Cuál es la diferencia entre quienes ejercen como VIP y las que se observan en la calle llamando la atención con sensuales atuendos?Para indagar, LA PRENSA Premium contactó a personas que ofrecen este servicio en San Pedro Sula.

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LA PRENSA (LP): Hola, ¿qué servicios tienen?Casa de masajes (CM): Su masajito cuesta 500 lempiras, estamos en Jardines del Valle, hay servicio a domicilio en moteles y hoteles reconocidos, así como variedad de chicas. Tras una ligera conversación a través de WhatsApp y luego de observar un catálogo de mujeres se notificó por escrito que la escogida era “Fabiola” (nombre artístico). Es una mujer de contextura gruesa, cabello liso y de aproximadamente 1.60 de estatura.

La cita pactada es a la 1:30 pm. Un equipo de investigación se desplaza a un motel reconocido de la ciudad. A nuestro arribo timbra el celular y, como se pensaba, escriben desde la casa de masajes: “Estando allí me avisa, amor, para dirigirlo, estará una hora, dependiendo lo que pida. Se hospeda, me envía imagen de habitación y número”.

Seguidamente se manda la ubicación para que constaten que se está en el lugar. Como pasa en estos casos, los encargados del motel no piden identificación. De todas las habitaciones solo tres están desocupadas, por lo que se ingresa a la primera que colinda con la entrada del lugar.

Tras entrar en el carro se cierra la cortina eléctrica y toca esperar a la chica al menos media hora. Justo cuando las manecillas del reloj se acercan a las 2:00 pm, desde una pequeña abertura de la cortina se mira el ingreso sigiloso de un vehículo turismo que se estaciona justo enfrente de la habitación en mención.

De repente cae otro aviso al celular: “Ya está la chica afuera”.Se abre la cortina, pero pasan unos 30 segundos sin que nadie salga, apenas se aprecian las siluetas de rostros por los vidrios polarizados.

De pronto abren la compuerta y sale una mujer que viste leggins negras, camisa de fondo del mismo tono y otra tipo manga larga por encima. Sin voltear a otro lado se mueve rápidamente e ingresa a la habitación y se vuelve a cerrar la cortina. Mientras bebe agua pregunta: “¿No nos conocemos? Es que me pareció cuando lo miré con mascarilla”.

Periodista: No, imagino que es más cómodo.

Chica: Es que cuando no son clientes a veces nos mueven y es mentira, ahora esperamos la confirmación, por eso vine. Mientras se relaja y se sienta sobre un sillón exótico se le pregunta cuánto tiempo tiene en esta actividad.

Chica: Soy nueva, tengo como cuatro meses, hasta ahora no ha sido complicado (Comenta que afuera hace demasiado calor e insinúa su pronunciado busto).

Chica: Solo estaré con ropa, ya que en el local sí es con “baby doll” (aclara). Estamos en la 33 calle, cerca de los juzgados.Mientras da un masaje relajante sobre la espalda cuenta que trabaja a domicilio y fines de semana. Tiene 25 años y su mamá es de Santa Bárbara, pero ella lleva toda una vida en San Pedro Sula.

Periodista: ¿Qué la motiva? ¿estudia?

Chica: El dinero (se ríe). Cursaba inglés a nivel virtual, pero me salí el año pasado, no es lo mismo.

Periodista: ¿Qué tal le va en esto?

Chica: Como todo trabajo, hay días buenos y malos. Para motivarlo quiero explicarle que el servicio completo vale 2,000 lempiras, también hay otro servicio más cómodo de 1,000 lempiras.

Periodista: Enterado ¿está casada? ¿a qué se dedicaba antes?

Chica: Lo estuve, tengo un hijo. Laboré como tres años en una tienda conocida como dependienta e incluso estando hace un mes metí papeles para trabajar de otra cosa, pero aquí sigo, pues solo llegué a primero de ciclo. También soy estilista, es mi trabajo principal, esto lo hago por necesidad, es una entrada extra. Debo mencionar que aquí no estoy obligada, yo los busqué a ellos. Al principio me costó por los nervios, ya que no es fácil acostarse con un desconocido.

Periodista: ¿Ha estado con muchos?

Chica: Con unos 20 hombres. Afortunadamente no me han tocado agresivos, igual siempre tenemos a alguien que nos cuida, él está enfrente.

“Fabiola” dice que son un grupo de seis mujeres jóvenes, ninguna menor. Confiesa que aunque su familia sabe lo que hace, no le reclaman, pero acepta que tampoco se siente orgullosa.Trabaja como VIP entre 10:00 am y 4:00 pm, recibe cerca del 50% del dinero y asegura que es suficiente.

Afirma que no emigran a otros países por su seguridad, no tiene restricciones ni reglas.Comenta como anécdota que una amiga se enamoró de un cliente y ahora viven en Estados Unidos.

Chica: Aquí atendemos de todo, extranjeros, sampedranos, eso sí, solo hombres.

Periodista: ¿Qué le diría a quienes la leerán?

Chica: Que se cuiden, que no se vayan con cualquiera porque es peligroso, he escuchado a compañeras vivir situaciones difíciles.

Justo cuando se cumplía la hora del servicio el hombre que la transportaba comenzó afuera a sonar con insistencia la bocina del carro (ya era hora). “Fabiola” tomó su cartera, se despidió y así de rápido como llegó también desapareció.