En 5 años: a más de 30,000 les hallaron cáncer en hospitales de Honduras

San Pedro Sula, Honduras.

El cáncer no discrimina. Recurrentemente nos encontramos con familias golpeadas por esta enfermedad mortal, escuchamos testimonios desgarradores de padres que perdieron a sus hijos jóvenes, esposos que quedaron viudos y niños que terminaron huérfanos.

Cada historia ilustra cómo el cáncer se ha convertido en un enemigo común, arrebatando vidas y dejando a los sobrevivientes con secuelas físicas y emocionales permanentes.

LA PRENSA Premium identificó a través de bases de datos los principales tipos de cáncer que más han afectado la vida de miles de hondureños en los últimos cinco años y medio (de enero de 2018 a julio de 2023). Los registros corresponden a información documentada por la Secretaría de Salud. Sin embargo, estos reportes solo son la punta del “iceberg”, ya que no se incluye a quienes buscan atención en entidades diferentes, como el Instituto Hondureño de Seguridad Social (Ihss) o clínicas privadas.

Las cifras oficiales detallan que desde 2018 fueron diagnosticados a nivel nacional 30,600 casos de cáncer, principalmente leucemia (6,698), de cérvix (3,728), de mama (3,101) y de estómago (2,687). Autoridades públicas refieren que cada año se han estado diagnosticando entre 4,000 y 6,000 nuevos casos de cáncer en el país.

La mayor parte de estos han sido reportados desde los hospitales San Felipe y Escuela, en Tegucigalpa; Catarino Rivas, en San Pedro Sula; y Hospital Atlántida, en La Ceiba. Estos centros dan amplia cobertura sanitaria a población de regiones centro y norte, así como a otro importante porcentaje que reside en las zonas occidente, sur y oriente, puesto que son remitidos frecuentemente por los hospitales de área al carecer de insumos, recurso humano y logística para una adecuada intervención.

El departamento de Francisco Morazán encabeza el listado con mayor cantidad de diagnósticos en este período de tiempo, seguido de Cortés y Atlántida.

La prevalencia de ciertos tipos de cáncer es por múltiples medios interrelacionados, y aunque se han identificado algunos de riesgo, no siempre se puede determinar causa única y específica para cada caso.

Por años se ha indicado que lo genético incide, ya que personas con antecedentes familiares de cáncer pueden tener una mayor probabilidad de heredar estas mutaciones.

El estilo de vida y hábitos también desempeñan un papel crucial en el desarrollo del cáncer, puesto que una dieta poco saludable, falta de actividad física, consumo excesivo de alcohol y exposición a carcinógenos ambientales pueden aumentar la probabilidad.

Además, algunos cánceres están vinculados a infecciones virales persistentes, como el Virus del Papiloma Humano (VPH). Del mismo modo, la exposición a cierta radiación en el trabajo o entorno aumenta el riesgo de desarrollar cáncer.

La prevención, detección temprana y tratamiento oportuno son la mejor fórmula en la lucha contra el cáncer y para reducir su impacto. Siempre es recomendable llevar un estilo de vida saludable, someterse a exámenes médicos regulares y estar atento a cualquier síntoma o cambio inusual en el cuerpo.

El choque emocional no debe subestimarse tras conocer el diagnóstico, por lo que el apoyo médico es esencial. La psicooncóloga Mildred Tejada, graduada de la Universidad Complutense de Madrid, España, habla de terapias específicas como parte del apoyo profesional requerido entre la angustia.

“Naturalmente cuando escuchamos cáncer nos sentimos sentenciados y entramos en un shock de incredulidad y negación, pero no hay que guardarse el dolor, hay que llorar, dejemos que pase el enojo, frustración y miedo, las emociones al final son pasajeras”, dijo.

La experta en cuidados paliativos, de las pocas en su especialidad en el país, indicó que no todos los pacientes requieren ayuda psicológica fuerte, pero sí el acompañamiento durante el diagnóstico y proceso, algo que no se da en Honduras.

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Tejada destacó que es normal que alguien con cáncer permanezca triste y callado durante las primeras semanas, pero si esto continúa ya se caería en un trastorno mental que necesita ser intervenido. “No le digamos a alguien que es fuerte y que tiene que ganar la batalla, el paciente no está en una guerra, ese es un error”, concluyó la entrevistada al referirse a cómo la sociedad acostumbra a tratar a estos enfermos.

Ante la incertidumbre y miedo, algunos pacientes buscan consuelo y aliento en lugares inesperados: las iglesias. Estas ofrecen espacio donde las lágrimas pueden fluir sin juicio, donde las palabras y oraciones se convierten en medicina para el alma.

La fe en un poder superior, la conexión con lo divino y la creencia en un propósito más grande proporcionan sensación de paz. En el libro de Isaías está la cita que inspira a muchos: “Dios herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por sus llagas fuimos curados”.

Para aquellos que enfrentan el cáncer, esta promesa de curación y consuelo es un faro de esperanza en medio de la tormenta. Ángel Andrade, presidente de la Asociación de Pastores Evangélicos, comentó, con pesar, que el ser humano no cuida su templo (cuerpo) y aseguró que Dios no permite la llegada de una enfermedad sin antes dar una salida.

“Enfermedades como el cáncer hacen que muchos tomen decisiones fatales o se acerquen más a Dios, al final todos vamos a morir, y aunque para unos la salida puede ser el descanso eterno, para otros es la salud. La gente debe tener la plena seguridad que si busca a Dios, la lucha no será sola porque Cristo estará allí y eso genera esperanza”, destacó el pastor.