“Fue duro, mi esposo murió teniendo 5 cánceres en su cuerpo”: hondureña
Miguel Pérez comenzó con un cáncer colorectal en etapa II y se convirtió en una metástasis pese a someterse a quimioterapias y radioterapias
Foto: Franklin Muñoz / LA PRENSA
Su familia, en los bajos de Choloma, recuerda el dolor de lo vivido a más de tres meses del fallecimiento producto de una propagación de cáncer.
San Pedro Sula, Honduras.
En un rincón del municipio de Choloma, a cientos de metros de distancia de la vida cotidiana y el comercio se encuentra la casa de Gloria Pedrina Sánchez (50). En este hogar, la vida tomó un giro inesperado y trágico cuando su esposo Miguel Pérez (73) partió de este mundo el 10 de abril de este año.
Su partida dejó un vacío profundo en el corazón de la familia, pero también un legado de resiliencia y amor inquebrantable. La tormenta que arremetía sobre San Pedro Sula el día que recibieron el devastador diagnóstico de cáncer, allá por el año 2017 mientras permanecían en el hospital Mario Rivas, parecía reflejar la conmoción y el dolor que invadía sus vidas.
Todo comenzó con un cáncer colorectal etapa II, y a partir de entonces, el mundo de la familia Pérez Sánchez se vio envuelto en una batalla sin tregua contra la enfermedad. El cáncer colorrectal suele comenzar como un pequeño crecimiento no canceroso llamado pólipo en la superficie interna del colon o recto. Con el tiempo, algunos de estos pólipos tienen a volverse cancerosos y desarrollar células malignas.
Métodos
Un total de 25 radioterapias y múltiples quimioterapias a través de pastillas se convirtieron en la rutina diaria de don Miguel, quien enfrentó cada tratamiento con valentía y fuerza sobrehumana pese a su avanzada edad.
“A mi hijo fue quien le dieron la información, él nos reunió y comunicó la mala noticia, pero Dios le da fuerzas al enfermo y a uno. Mi esposo decía que se iba a morir y pedía a mi hijo que cuidara de la niña (otra hija) y yo; fue un hombre fuerte”, externó aún con dolor, Gloria, frente al lente de LA PRENSA Premium.
A pesar de los tratamientos y esfuerzos de los médicos, la salud de don Miguel se complicó aún más un año después. Los resultados de nuevos estudios revelaron la presencia de una mancha extraña en su pulmón derecho, una noticia desgarradora se aproximaba. El cáncer se había propagado y ahora se enfrentaban a una batalla contra varios frentes: pulmón, hígado, tráquea y tiroides.
Las quimioterapias intravenosas dobles cada mes se convirtieron en la última esperanza, pero también llevaron consigo una lucha más desgastante. Don Miguel no se rindió y desafió las expectativas de los médicos de tres meses de sobrevivencia que le daban, prolongando su vida más allá de lo imaginable.
José Navarro (28), quien no tiene su sangre, pero creció junto a él como si se tratase de un hijo, emigró como marino para apoyar con los gastos, compartió cómo su padre se aferraba a la medicina natural, una muestra de su espíritu inquebrantable.
“El bebía mucha medicina natural que en verdad le ayudó, pero cuando se está en este proceso lo que más desespera como familiar es cuando se escasa el dinero, allí es lo más duro”, testimonió José, quien a su vez comparó su sentir con el resto de personas que en este momento pasan la misma zozobra.
“Anduve con él y luché con él hasta donde pude. Nunca supo que no le sacaron los tumores porque estaban demasiado grandes”, recordó el muchacho con tono de resignación.
A más de tres meses de su partida, Gloria y sus hijos miran hacia el pasado y recuerdan los momentos vividos con aquel hombre del que ahora solo hay fotografías y recuadros colgados que muestran momentos felices juntos.
Sus corazones se llenan de amor al pensar en cómo su esposo y padre luchó contra la enfermedad, pero al mismo tiempo caen en un mar de nostalgia por haberlo perdido para siempre. “Fue un hombre fuerte”, exclamó Gloria como una forma de bálsamo y paz para honrar su memoria.