Lago de Yojoa se está quedando sin oxígeno

¿Por qué de nuevo el Lago de Yojoa está siendo intervenido? ¿Qué significa eso? ¿Tenemos un lago sano? ¿Cuáles son sus principales amenazas?

Si usted es amante de la belleza del único y más grande reservorio de agua dulce de Honduras y si disfruta de comer un pescado frito con tajadas de guineo verde, encurtido y repollo rojo, y luego de eso, tomarse fotos en los coloridos muelles, le interesará conocer qué le está pasando al lago.

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El pasado 17 de octubre se hizo oficial una nueva intervención del Lago de Yojoa y se anunció la integración de un Gabinete Ambiental liderado por la Secretaría de Ambiente, Fuerzas Armadas, Instituto de Conservación Forestal (ICF) y la Secretaría de Energía.

En apoyo a las acciones que ellos decidan están detrás el Ministerio Público con la Fiscalía Especial del Medio Ambiente, asociaciones ambientalistas prolago, alcaldías, organizaciones comunitarias y empresa privada.

Los problemas detectados en torno al lago son muchos y en su mayoría tienen impacto ambiental, razones que motivan la intervención. Se hizo una lista de al menos 15 amenazas, pero hay una que podría convertir al lago en un contaminado pantano apestoso o, mucho peor, en un desierto inerte; visto ese como el mayor de los peligros que enfrenta si no se toman las acciones ya anunciadas.

Aunque todas las autoridades involucradas han hablado a “groso modo” de lo que afecta al lago y de lo que ya comenzaron a hacer para evitar el peor de los pronósticos, no todos los problemas tienen igual impacto como el de la eutrofización, un fenómeno potencialmente peligroso para el lago y toda su vida acuática.

El principal problema del lago radica en la calidad de su agua. La joya de Yojoa entró en un proceso que se llama eutrofización (estado trófico), es decir enriquecimiento de nutrientes, un fenómeno acelerado por las actividades antropogénicas (humanas).Sus consecuencias pueden implicar graves problemas para los ecosistemas acuáticos así como para el uso del agua. Las fuentes más importantes de nutrientes como nitrógeno y fósforo provienen de la agricultura, la acuicultura, la ganadería y de las aguas negras de la población.

“El problema de la eutrofización no son los nutrientes o las algas en sí, que definen el estado trófico, sino son las consecuencias ecológicas; la descomposición de las algas muertas que se sedimentan en el fondo del lago, lo que implica un consumo importante de oxígeno, que puede ocasionar mortandades de peces y otros organismos acuáticos.

En fin, la eutrofización puede provocar la muerte del ecosistema de un lago, es decir la muerte del lago en sí”, dice textualmente un extracto de la tesis para maestría elaborada en 2007 por Eveline Maja Joëlle, quien basó sus investigaciones en la “Evaluación de parámetros físicos, químicos y biológicos indicadores del estado trófico del Lago de Yojoa, Honduras”.

En dicha investigación se abordó el impacto de la eventual eutrofización del lago, aunque entonces se desconocían los niveles de nutrientes que tenía el ecosistema, datos más claros en la actualidad apoyados con investigaciones de la Universidad Estatal de Colorado, Estados Unidos, ya encienden las alarmas.

Para explicar este fenómeno, es ineludible acudir a una de las entidades con más tiempo al frente del comanejo del lago. Se trata de la Asociación de Municipios del Lago de Yojoa (Amuprolago), cuya autoridad está constituida por los municipios ribereños del lago que tiene como objetivo fortalecer la coordinación interinstitucional, la gestión y ejecución de actividades acerca del Lago de Yojoa y su área de influencia.

Su director ejecutivo, Alexis Oliva, expuso la situación actual basado en años de documentación sobre el tema, así como en investigaciones científicas profundas y recientes.“

El lago es una caldera volcánica a la que se le cambió su hidrodinámica natural y ahora la acumulación histórica de nutrientes le está generando un impacto a la calidad del recurso hídrico. Obviamente eso puede regularse, tiene que regularse, porque creemos que el Lago de Yojoa ya no aguanta más. No es que se está muriendo, obviamente el lago tiene sus crisis, pero sí es tiempo de tomar acciones”, expuso.

Para entender cómo los nutrientes afectan, Oliva explicó que los lagos tienen una condición de extrema vulnerabilidad donde una mínima variación climática los puede impactar.

Debido a que el curso natural del lago fue modificado para convertirlo en una fuente endorreica (que no tiene salidas naturales), los sedimentos o nutrientes que se alojan en su fondo no pueden salir y llegar al mar a través de los ríos. Ese proceso ya lleva 58 años. Eso causa que el lago no se depure fácilmente mediante corrientes naturales.

“Este tema de nutrientes lleva un poco más de 20 años, es un aporte de nitrógeno y fósforo impresionante que le genera de una u otra manera, mala calidad del recurso hídrico. A nosotros nos interesa la calidad y la cantidad. La calidad, por tener un humedal con importancia por ser un sitio Ramsar, el sitio más importante de agua dulce en Honduras. Si tenemos un sitio Ramsar sano, vamos a tener gente sana dentro de la cuenca, por eso nos interesa el tema de calidad. Y nos interesa la cantidad por el tema de energía”, expuso.

Otra consecuencia del sedimento o nutrientes es que cuando el lecho se calienta se da una proliferación o “bloom” de algas, que causa una especie de colchón de plantas que llegan a la superficie y se estancan en la parte sur del lago y la zona de restaurantes. Y esas algas, que tienen gran contenido de omega tres a la exposición del sol, apestan.

“Cuando hay exceso de nutrientes hay una proliferación enorme de algas y eso causa la disminución de calidad de agua y de oxígeno, entonces se atenta contra todo el cuerpo de agua y, por ende, su vida acuática”, señaló el experto. Respecto a este problema, el ministro de Ambiente, Lucky Medina, señaló al periódico estatal Poder Popular que al lago “lo han ido matando de a poco con la explotación industrial de pesca, que además lo han presionado sin medir el daño que causan”.

Medina afirmó que en los últimos 12 años de lo que llamó la “narcodictadura” se supo el grado de perjuicio que sufría el lago y “no hicieron nada para evitar esta catástrofe ambiental”.