Desvalidos ante las lluvias y los huracanes

Apenas funcionan tres de 70 estaciones para medir los ríos

Si todos los aparatos instalados en el Ulúa y el Chamelecón funcionaran, las alertas podrían emitirse hasta con 20 horas de antelación; ahora dan margen de 4.

mié 7 de septiembre de 2022

San Pedro Sula. Para emitir una alerta verde, amarilla o roja son claves y necesarios los datos que emiten las estaciones hidrométricas de Chinda y Santiago, en el río Ulúa, y la de El Tablón, en el Chamelecón.

Estas estaciones conforman una red de vigilancia de los ríos que son fundamentales para evitar tragedias en el valle de Sula; sin embargo, no son solo tres. En realidad hay 7o, pero todas están dañadas.

Luis Dacosta, jefe de Hidrología del Centro de Desarrollo y Estudios del Valle de Sula y quizá la persona que mejor conoce el comportamiento de ambos ríos, señala que lastimosamente estos aparatos llevan buen tiempo dañados y han tocado puertas por todos lados para que se puedan reparar.

Sépalo

La temporada de huracanes del Atlántico de 2020 fue la más activa de la historia: hubo 30 tormentas y 13 huracanes.

“Hay un sistema de monitoreo de los dos ríos. Este sistema de alerta temprana comprende alrededor de 70 estaciones en los márgene s del U lúa y Chamelecón, pero ahorita tenemos problemas, están caídos y solo tenemos El Tablón, Chinda y Santiago”.

Aunque los aparatos que están operativos cumplen su papel, apenas dan un margen de cuatro horas para activar los comités y ordenar evacuaciones ante crecidas de potencial peligro.

“Entonces se ha elaborado un perfil de proyecto para rehabilitar prioritariamente 25 estaciones, entre niveles del río y estaciones meteorológicas, que nos permitan conocer las precipitaciones en las partes altas.

De acuerdo con el último dato, rehabilitar estos sistemas cuesta alrededor de 22 millones de lempiras.

Además

Copeco indicó que fue necesario evacuar a más de 170,000 personas durante ambos eventos meteorológicos de 2020.

“Si el sistema de alerta temprana de las estaciones que están en las partes más altas del occidente y la zona central estuvieran activos, a nosotros en el valle de Sula nos daría un margen de 20 horas de anticipación ante una crecida”, expone.

A fin de rehabilitar estos aparatos, se ha entregado el proyecto a varias organizaciones no gubernamentales, agencias de cooperación y recientemente a autoridades del Gobierno.

Las inundaciones causadas por las tormentas Eta y Iota a finales de 2020 provocaron un caudal sin precedentes. Los datos señalan que se produjeron solo en el Ulúa en los días más críticos 12,800 metros cúbicos por segundo, cuando lo normal es 300 metros cúbicos por segundo.

$!La estación de medición del Chamelecón está en la zona donde se hará la represa.

En el Chamelecón, la crecida dejó más de 6,000 metros cúbicos y en tiempo normal mueve entre 150 y 200 metros cúbicos por segundo. Las cuencas de estos ríos son enormes.

La del Ulúa comprende una superficie de 22,817 kilómetros cuadrados, y el río como tal mide 358 kilómetros de longitud. En tanto, el Chamelecón tiene una superficie de cuenca de 14,345 kilómetros cuadrados y mide 200 kilómetros de longitud.

En total, las crecidas de ambos ríos durante las emergencias de 2020 causaron un perjuicio económico al país de L52,099 millones, según un informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y al menos 200 fallecidos.

Además, provocaron una reducción de -0.8% en el crecimiento del PIB de este año 2020, que se suman a los efectos causados por la pandemia covid-19.

Alcaldes se preparan para prevenir desastres

Santa Bárbara. Los 28 alcaldes del departamento patepluma firmaron un pronunciamiento que lleva como estrategia la toma de decisiones inmediata con el fin de prevenir y prepararse ante potenciales azotes de la naturaleza.

Edgardo Ramírez, coordinador técnico del proyecto Preparémonos de Trocaire y la Comisión de Acción Social (Menonita), expuso que la preparación significa ahorro presupuestario, salvar vidas, emprender acciones resilientes que promuevan desarrollo sostenible. “Si vienen tormentas y hay desastres, vienen acciones de recuperación, pero eso es una pérdida. Es más barato invertir en preparación que en recuperación”, afirmó.