“Demócratas o republicanos, EUA siempre será nuestro principal socio comercial”: Martín Barahona

Tegucigalpa, Honduras.

La relación económica entre Estados Unidos y Honduras es histórica y trasciende las ideologías políticas que puedan predominar en la Casa Blanca. Así lo considera Martín Barahona, especialista financiero y experto en política internacional.

El hecho de que el país norteamericano continúe siendo el principal socio comercial de Honduras no depende de quién gobierne (Kamala Harris o Donald Trump), sino de las estructuras consolidadas en su economía y la interdependencia de ambos países.

”Ya sean los demócratas o republicanos, siempre va a estar marcado Estados Unidos por ser nuestro principal socio comercial y ser uno de los países de donde ha provenido la mayor inversión extranjera, y en los últimos 20 años por ser el país donde llegan a trabajar cientos de miles de hondureños y desde ahí se envían las remesas que son el principal sustento de divisas de la economía, aunque no resuelven la crisis del país, la amortiguan”, explicó.

A nivel macroeconómico, Barahona resaltó la fortaleza de las políticas económicas de Estados Unidos. Con una institucionalidad sólida, que incluye al Banco de la Reserva Federal y un presupuesto estructurado, el país norteamericano ha logrado enfrentar ciclos económicos complejos.

Este panorama beneficia a Honduras porque, al haber más empleo y mejores oportunidades en Estados Unidos, los hondureños allí radicados tienen más capacidad para enviar remesas, que representan una fuente clave de divisas que ayuda a mejorar las condiciones económicas de Honduras.

Según el experto, los últimos dos años en Estados Unidos han sido marcados por una alta inflación, que alcanzó el 10%, pero la Reserva Federal actuó con medidas anticíclicas para controlar esta situación, elevando gradualmente las tasas de interés.

“La economía estadounidense tiene sus ciclos, pero la manera en que la Reserva Federal maneja la política monetaria es muy eficaz. Al aumentar la tasa de interés, se controla la demanda y se reduce la inflación, un proceso que ha demostrado ser exitoso”, explicó Barahona.

Este tipo de políticas de ajustes han sido implementados a lo largo del tiempo, como se vio durante la recesión de 2007-2008, donde se aplicaron estímulos económicos que permitieron una recuperación relativamente rápida.

Barahona también señaló que, aunque Estados Unidos sigue siendo un referente mundial en términos de desarrollo económico, enfrenta desafíos como una deuda pública enorme que supera su Producto Nacional Bruto.

A pesar de esto, destacó la solidez del país al contar con el dólar como su moneda, lo que le otorga un respaldo en el sistema financiero global.

Aunque la relación con Estados Unidos ha mostrado algunas tensiones a lo largo de los años, el país norteamericano es un socio comercial insustituible.

Las remesas, la inversión y las políticas de comercio seguirán siendo pilares fundamentales de la economía hondureña, lo que refuerza la importancia de mantener una relación constructiva, más allá de la política interna de cada nación.

El especialista también destacó la resiliencia del sistema de remesas, ya que, a pesar de las políticas antimigrantes y los desafíos como la pandemia y las recesiones en Estados Unidos, los hondureños han logrado seguir enviando dinero.

Esto es posible gracias a la adaptabilidad de los migrantes, que buscan alternativas para mantener el flujo de remesas, a pesar de las adversidades, explicó el especialista.

A pesar de las políticas más restrictivas, como la construcción del muro fronterizo o las medidas de deportación, los hondureños continúan encontrando maneras de enviar divisas a su país, lo que ha permitido que las remesas sigan aumentando.

Sin embargo, si las restricciones migratorias se incrementaran considerablemente, Barahona sugirió que esto podría afectar las remesas de manera más significativa, lo que representaría un nuevo desafío para la economía hondureña.

En cuanto a las políticas de los principales candidatos en las elecciones de 2024, Donald Trump ha convertido la inmigración en un tema central de su campaña, proponiendo una deportación masiva de entre 15 y 20 millones de indocumentados, junto con el refuerzo del muro fronterizo y un endurecimiento de las medidas de seguridad.

Por su parte, Kamala Harris también busca fortalecer la seguridad fronteriza, pero su enfoque se centra en el cierre de puntos de entrada ilegales y la prohibición de entrada a migrantes irregulares por cinco años, además de limitar el asilo a quienes lo soliciten exclusivamente en puertos de entrada.