26/04/2024
10:34 PM

Grito unánime

    Como el grito silencioso de las víctimas y sus familiares no llega a oídos de quienes tienen la obligación de proteger el derecho humano fundamental, la vida, en los últimos días ya hasta se anuncia un plan de estrategia antiextorsión cuyo camino es todavía un secreto pese al clamor ciudadano. Reunión en la capital y acercamiento en San Pedro Sula donde los dirigentes de patronatos señalaron que es necesario habilitar las cámaras de seguridad y el 911.

    La teoría de lo que viene resultará, a juzgar por los expositores, eficaz “para poder crear una línea de denuncia y que se sea confidente, no tenga visibilidad y disminuir los riesgos”. Hasta el momento el mejor instrumento de denuncia, de información en el seguimiento de delincuentes y criminales son las cámaras de vigilancia que de tres mil que estaban activadas ni el diez por ciento funcionan y la línea del 911 descansa.

    Sin duda que la base de las estrategias a crear y desarrollar no debiera eliminar, sino mejorar los instrumentos que venían funcionando, pues en el caso de las cámaras representaban la mejor y más confiable fuente de denuncia, así como prueba fehaciente de lo que ocurría en muchísimos casos, posteriormente resueltos con la información en pantalla. Como en otros asuntos quitaron sin tener el repuesto y ello se está pagando a tan alto precio que surge masivamente la voz de la sociedad.

    “Es necesario restablecer las cámaras, con ellas se protege al pueblo... Los delincuentes tienen más temor porque saben que los van a identificar o agarrar en el momento”. Hay que prevenir y no dejar el campo abierto a quienes hacen del delito y el crimen el modus vivendi porque la extorsión es un cáncer que termina no pocas veces en crimen. Ya es hora de enfrentar esta lacra, todo lo que se pueda decir del pasado reciente no es más que excusa barata que lo pagan muy caro grupos dinámicos y emprendedores de nuestra sociedad.

    Lo inmediato, lo urgente son esas estrategias con el despliegue policial masivo, aunque los agentes deberán ganarse la confianza de la ciudadanía, muy recelosa por sus intervenciones, pues si “nunca falta un pelo en la sopa” en el caso de los policías es necesaria dureza para arrancar de raíz los abusos de autoridad, la corrupción y la impunidad.

    Soluciones como dogmas no existen porque cada una de ellas necesitará adecuación a las condiciones que se vayan presentando. El abordaje integral al delito es un horizonte más allá del mediano plazo lo que no acaba de convencer pues se presenta con replanteamiento de leyes y modificaciones de otras vigentes. Para largo parece ir cuando la situación exige acciones “para ayer”.