07/05/2024
10:12 AM

¡Grata sorpresa!

    “La mejor protección para el cerebro es usarlo mucho”, aconseja el fisiólogo italiano Edigio dAngelo, científico en la búsqueda de hallar el mapa íntegro de la actividad cerebral para dar respuesta terapéutica.

    El proyecto internacional es semejante a la labor conjunta desarrollada para la identificación plena del genoma humano. Más que sabio el consejo que en el lenguaje popular ya se conocía como “se le apagaron las neuronas”, células encargadas de recibir estímulos, codificar y responder.

    Lo que puede dar visos de clase en la carrera de Medicina no es nuestra intención, sino resaltar una reciente publicación de LA PRENSA que para los más escépticos de inmediato recuerda aquello de ¿será verdad tanta belleza? En este ambiente de vorágine en la que la brújula del timón parece haber perdido el destino de la ruta llama poderosamente la atención el que el “interés de los jóvenes por la lectura creció durante la pandemia”.

    ¡Sorpresa! Vaya si lo es, pues el avance de la tecnología va atrapando las mentes, léase cerebro, por el camino de mínimo esfuerzo por la negligente aceptación de cuanto llega en las redes de tal manera que prevalece la incapacidad de discernir en muchos de los miembros de las nuevas generaciones que usan el cerebro como receptor sin el más mínimo ejercicio de evaluación para valorar los contenidos.

    Las novelas, los libros motivacionales y de emprendimiento lideran la mayor demanda en las librerías con lectores entre los 20 y 35 años. No es que se haya vuelto a aquellos años en las bibliotecas eran visitadas asiduamente por los trabajadores que maestros y catedráticos dejaban a sus alumnos. El libro exigía desplazamiento, búsqueda y concentración en la sala de lectura donde en ambiente de silencioso y concentración se buscaba el tema, se analizaba y se hacía la síntesis según las indicaciones previas del docente.

    No es que todo lo pasado fue mejor, pero sí en la protección del cerebro, la capacidad de razonar y la diligencia en la búsqueda movía con eficiencia las neuronas y el esfuerzo tenía la recompensa de coronar la búsqueda. Hoy basta una palabra en la red y está la información que no pocos, aunque la mayoría de los maestros lo detectan, se limitan a un “copy page” con quema de neuronas.

    Estamos en emergencia, seguimos atrapados en un ambiente de desconfianza en el que no se perciben rectificaciones por lo que es necesario, por duro que pudiera parecer, elaborar una reforma educativa no en base a calificaciones ni estadísticas, sino a la protección y desarrollo del cerebro de niños y jóvenes para que sepan y puedan enfrentar los numerosos y descomunales desafíos que como barrera se les presentan a diario.