La llegada de Air Europa hace más de un año para unir directamente San Pedro Sula con Madrid representó un gran desafío no solo para la empresa hispana, sino para Honduras, cuyo Gobierno garantizó cerca de un cincuenta por ciento de ocupación en cada vuelo. Los cálculos fueron ampliamente sobrepasados al verificar que la ocupación fue arriba del 80%.
Las explicaciones de este fenómeno, que algunos pueden calificar de turístico, hay que buscarlas en las dificultades, cada vez mayores, para ingresar en Estados Unidos, lo que en principio resulta sumamente beneficioso para los vuelos a España, puesto que no se necesita visa para pasar migración en Madrid, aunque sí otros requisitos que al no cumplirlos ubican al migrante en la sala de espera para el vuelo de regreso.
Esto último es la excepción, pues tanto el ingreso como la integración en la sociedad, mediante oportunidad de trabajo, son más atractivos para los inmigrantes hondureños, que, al final de año, sumarían ya más de cien mil residentes en España, ubicados preferentemente en Cataluña. Girona, al norte de la región catalana, en la frontera francesa, se ha convertido en tierra hondureña.
En Barcelona también viven numerosos compatriotas, pues pese a las dificultades originadas en problemas políticos es la urbe con mayor oferta de trabajo.
Si contrapone el atractivo natural e histórico hacia España con las políticas antinmigrantes de la Unión Americana, podemos concluir que la elección de Air Europa fue acertada. Habrá ocupación más que rentable merecedora de un servicio de calidad, oportuno y puntual.
La terminal aérea sampedrana es puerta segura y abierta al tráfico aéreo internacional con bondades y sin obstáculos en los acercamientos a la pista, con facilidades para beneficiar el movimiento de pasajeros y con amplia vía de acercamiento a la ciudad. Air Europa decidió por Honduras a través de San Pedro Sula y su éxito le hizo duplicar el desafío.
