25/04/2024
10:31 PM

Las narrativas de la historia

José Azcona

Contrario a la reputación que tiene de dar por terminados los procesos históricos con la victoria de la democracia liberal, libro “El Fin de la Historia y el Último Hombre” de Francis Fukuyama trata de recoger las principales vertientes del pensamiento sobre temas políticos para explicar el progreso, incluyendo sus amenazas.

De las referencias que hace a diferentes fuentes de pensamiento, se puede concluir que hay cuatro narrativas distintas que se pueden asociar con su exponente más prominente (esta es mi conclusión propia).

Estas son Liberalismo clásico (Hobbes y Locke), Constitucionalismo (Hegel), Socialismo (Marx), y Señorío (Nietzsche). Las dos primeras tienden a converger en una democracia liberal y social moderna, y las otras dos (aunque peligrosas) tienen elementos validos de análisis que una sociedad necesita incorporar.

El liberalismo clásico anglosajón se basa en que los humanos somos libres por naturaleza y creamos el estado para salvaguardar nuestra libertad y propiedades.

Ya en el “Leviatán” de Thomas Hobbes (1651) estaba plasmado el principio de constitución del estado con un acto deliberado de las personas, aunque este se entendía como absolutista. De esto a John Locke y sus “Dos tratados sobre el gobierno civil”(1689), describiendo un gobierno liberal, hay un paso.

En este sistema el estado es considerado una necesidad mínima, y prima el interés propio. La revolución inglesa (1688) y norteamericana (1776) dan vida concreta a esta ideología.

La filosofía de Georg Hegel, especialmente “Filosofía de la Historia”(1829) puede considerarse el epitome de las bases intelectuales del constitucionalismo.

Esta teoría dice que los humanos además de necesidad salvaguardar nuestros intereses, necesitamos de reconocimiento de nuestra humanidad.