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El lado oscuro

  • 05 agosto 2023 /

Según la historia, el inicio de la civilización moderna se sitúa entre los siglos XV y XVIII.

Pero desde antes de este periodo, desde la creación, y posterior al mismo, los tiempos actuales, el humano ha buscado maneras para facilitarse la vida y encontrar esparcimiento. Vivimos en la cúspide del desarrollo humano en todas las áreas. Los últimos 100 años han sido el periodo de la historia donde se ha registrado el mayor número de invenciones.

La mente humana ha desbordado los límites de la ciencia, tanto así que ya muchos están advirtiendo los peligros de la inteligencia artificial, la máxima aspiración tecnológica.

El 27 mayo de 2016, Barack Obama realizó una visita histórica a Hiroshima, la primera de un presidente de Estados Unidos al lugar sobre el que se lanzó la primera bomba atómica. En un fragmento de su discurso dijo: “El progreso tecnológico sin un progreso igual en las instituciones humanas nos puede hundir, la revolución científica que condujo a la división de un átomo requiere una revolución moral también. La humanidad demostró que poseía los medios para destruirse a sí misma”. Una reflexión muy puntual sobre el desempeño humano.

La era tecnológica ha sepultado cualquier atisbo de moralidad. La supervivencia ya no es lo primordial, sino el esparcimiento. Y este se trasformó en diversión sin límites. Entendiendo esto como cualquier actividad que satisfaga nuestros deseos. Todo ha cambiado. Las familias se desintegraron y ya no forjaron personas correctas. Los centros educativos se volvieron cómplices de los alumnos, las iglesias no fueron lo que debieron. La música se volvió vulgar, el baile en sexo, el cine en violencia y pornografía, las redes sociales en vitrinas de obscenidad. Todo se degeneró.

Paralelamente a esta decadencia, los derechos humanos se han dedicado a proteger cualquier idea que provenga de la mente humana. Hay un derecho humano para cualquier deseo por disparatado que sea. Los organismos que los regulan cayeron en la trampa de la modernidad, permitiendo todo.

Ahora, los padres de familia están viendo el error cometido al desintegrar el núcleo de la sociedad y elevan los brazos al cielo horrorizados. Estamos en un punto de inflexión difícil de desandar. El ser humano ya no tiene límites a su conducta. Nada lo detiene y los derechos humanos lo protegen. La ideología de género es una aberración producto de tanto libertinaje. El libre albedrío utilizado a conveniencia. Estamos viendo el lado oscuro del humano, expuesto.