La Conferencia de las Partes (COP) es la reunión de los casi 200 países que conforman la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La convención se adoptó en 1992 y establecía que los gases de efecto invernadero que emite el ser humano en su actividad cotidiana están contribuyendo al cambio climático.
Ante las protestas en las calles de Santiago de Chile, el gobierno de Sebastián Piñera tuvo que renunciar a acoger la COP 25, entonces se pensó que no se celebraría este año. Pero España se ofreció a que se realizara en Madrid en las fechas previstas, entre el 2 y el 13 de diciembre.
Es una cita de transición del Acuerdo de París, que se cerró después de años de negociaciones y fracasos en la capital francesa en 2015, y la puesta en marcha a partir de la próxima década de ese pacto, que busca que el calentamiento se quede dentro de unos límites manejables.
El G-20 acumula más del 75% de todas las emisiones globales. La mayoría de sus miembros no ha asumido la meta de la neutralidad climática para 2050. La neutralidad climática supone que para mediados de siglo se necesita que los gases emitidos sean los mismos que los absorbidos por la naturaleza.
Estados Unidos ha iniciado el proceso para salir del Acuerdo de París, China no da señales de que vaya a aumentar sus planes de recorte de gases de efecto invernadero, Rusia no ha presentado ante la ONU su programa para reducirlos.
“Vengo con una propuesta”, dijo Juan Orlando Hernández, “pedimos una renegociación de la deuda”. “En uno o dos años, con 1,000 millones de dólares arreglamos el país y damos certidumbre a la deuda”. Una propuesta llevada en el avión lleno de personajes del “País de Alicia”.
