25/04/2024
06:11 PM

Debe disminuirse la mortalidad por tránsito

Víctor Ramos

Los informes estadísticos de 2021, relativos a los accidentes de tránsito, las muertes, heridos y discapacitados con motivo de esos accidentes, presentan cifras sumamente preocupantes. A tal grado que la muerte por accidentes en calles y carreteras están en segundo lugar. Las cifras del año pasado nos indican de la tragedia que vive el país por la imprudencia de los conductores y la incapacidad de la Policía de Tránsito. 1,465 personas fallecieron atropelladas en 2021 y 2,800 resultaron lesionadas. La Dirección de Vialidad y Transporte (antes Dirección Nacional de Tránsito) tiene un registro de más de 9,400 accidentes en todo el país. Estas cifras en vez de disminuir, si la Policía de Tránsito cumpliera con sus obligaciones, más bien ha ido en aumento, pues en 2020 se reportaron 1,191 accidentes. Solamente entre enero y marzo de este año ocurrieron más muertes que durante el mismo período del año pasado: 3,202 accidentes en el territorio hondureño, con la muerte de 406 personas, 859 personas heridas. Muchas con lesiones graves. La Policía de Tránsito ha desaparecido. No se la ve por ninguna parte y los que en las carreteras están estacionados en sus autos patrullas se ocupan en revisar sus teléfonos celulares en vez de prevenir los accidentes.

Y si durante el día los agentes de tránsito son escasos o nulos, durante la noche no aparecen por ningún lado, porque, por lo visto, tienen horarios de oficinistas. Además, hay que decirlo paladinamente, algunos de los que andan por las calles y carreteras no han dejado el vicio de extorsionar a los conductores, quienes, con el fin de evitar ir a reclamar su licencia, acceden a los requerimientos de los agentes; acción deshonesta, por cierto, por parte de policías y conductores. El Estado debe poner remedio a este trágico panorama porque no es justo que miles de hondureños mueran, año con año, atropellados por conductores irresponsables, irresponsabilidad que ha aumentado debido a la inoperancia de la Policía de Tránsito. Como tampoco es bueno para la economía nacional que los aparatos vehiculares resulten dañados o destruidos porque son bienes importados que cuestan mucho dinero, mejor dicho, muchas divisas.

Es indudable que la alcaldía debe contribuir a la solución de esta tragedia porque en Tegucigalpa, para poner un ejemplo, las calles no están totalmente señalizadas y, principalmente, no hay en todos los sitios requeridos las señales de paso para los peatones ni se han intentado colocar semáforos con espacios de tiempo para el cruce de los peatones. En algunas calles deben colocarse barreras que separen los carriles de ida y de venida para que los conductores no se pasen al lado contrario y para que los peatones tampoco crucen la calle en los sitios no permitidos o dejen de usar los puentes peatonales. Los redondeles se han convertido en un dolor de cabeza porque los conductores no saben cómo usarlos y la Policía no lo enseña.

Una de las grandes fallas para la adjudicación de las licencias de manejar son los exámenes médicos y sicológicos que se realizan en clínicas adyacentes a las oficinas de Tránsito, de muy dudosa capacidad para hacer exámenes confiables que contribuyen a la seguridad ciudadana. Habría que ver si esas clínicas tienen relación de dependencia con algunos funcionarios de la Dirección de Tránsito, porque de ser así estaríamos ante un acto de corrupción. El Colegio Médico, en vez de corregir la situación, ha emitido un certificado que solamente aumenta sus ingresos; pero que no contribuye en nada a la efectividad de los exámenes. Además, debe agregarse un examen de consumo de drogas. Personalmente creo que esos exámenes –médico, oftalmológico toxicológico y sicológico- deben realizarse en los hospitales estatales y que el que solicita un certificado debe pagar en un banco el importe del examen utilizando un formulario refrendado por el SAR. El examen oftalmológico debe realizarlo un oftalmólogo. Todos estos exámenes deben someterse a vigilancia para que los certificados no se conviertan en elementos de tráfico ilegal. Los ingresos deben ir a parar a los centros encargados de practicar los exámenes.

Un albañil que hizo trabajos en mi casa, que con frecuencia fumaba pitillos de marihuana y tomaba sus tragos de alcohol, me confesó que había trabajado como conductor de rastra. Cuando le puse a firmar el recibo por sus honorarios me dijo que no sabía firmar, entonces le pregunté cómo había logrado su licencia y me contestó: “muy fácil, pagando”.

Los agentes cuando nos detienen deben revisar los neumáticos que estén en buen estado (una tabla de profundidad de las ranuras debe establecerse), que tenga los triángulos, el gato, las llaves de ruedas, las luces reglamentarias y el buen funcionamiento de los frenos y que el conductor esté en buen estado. Hay que agregar un chaleco reflectante y un extintor. Esto hará que haya menos accidentes.

La salud no solo se ofrece en los hospitales, la Policía debe garantizar, también, nuestras vidas.

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