El décimo cuarto mes es un pago adicional que el trabajador en cualquier campo del quehacer humano recibe desde 1994, siendo Carlos Roberto Reina Idiáquez presidente de la república.
No es una dádiva, es un derecho de recibir un salario extra en el mes de junio que viene a ser un apoyo para la activación de la economía y un paliativo para las familias hondureñas.
El 2020 ha sido uno de los peores, pues debido a la pandemia del coronavirus varias empresas del sector privado pagaron incompleto el décimo cuarto salario, algunas en abonos y, lo más crítico, muchas no lo dieron. Es decir, un promedio de 3,900 millones de lempiras dejaron de pagarse en el sector privado y en 2019 otorgaron 16,500 millones de lempiras en este aguinaldo.
Esto debido al cierre casi total del sector de la industria, banca y comercio. El sector público fue menos perjudicado con este derecho laboral, que fue “contagiado” por el covid-19.
En Honduras, con un ejército de desempleo aproximado de dos millones, más el subempleo de 2019 y a un año de la pandemia, las cifras han incrementado notablemente.
Para este mes de junio, debido a que la tasa de crecimiento de la economía llegó al 50%, se espera solvencia tanto en el sector estatal como el privado para el pago del décimo cuarto mes.
La Secretaría de Finanzas anuncia que son unos 7,000 millones de lempiras destinados para esos pagos y la empresa privada andaría en un aproximado a los 17,000 millones de lempiras.
Con la crisis del coronavirus y de las inundaciones es un deber saber aprovechar este bendito pago, aunque no haya Feria Juniana en la Capital Industrial de un país llamado Honduras.
