06/05/2024
01:00 AM

Letalidad y mortalidad

Cándido Alvarado

Ya días se observa en los periódicos ejemplos como este: “Un 5% (63,750 personas) entrarán en estado crítico y requerirán ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI)”, casos en los que los redactores hacen uso de iniciales mayúsculas en Unidades de Cuidados Intensivos, si estas no son nombres propios, simplemente son instalaciones especiales dentro de los hospitales, las que proporcionan soporte vital a pacientes que están críticamente enfermos que por lo general requieren supervisión intensiva por medicina de alta complejidad. Estas unidades no tienen por qué escribirse con iniciales mayúsculas, pero sí su sigla UCI por norma gramatical.

La otra noche me preguntaba Tania si letalidad y mortalidad son sinónimos y yo le contesté que sí, puesto que letalidad viene de letal, y letal se refiere a lo mortífero, es decir, que ocasiona o puede ocasionar la muerte: “El cianuro es letal”, o sea que este veneno provoca la muerte. Lo mismo, mortalidad se deriva de mortal y mortal es aquello que causa o puede causar la muerte: “Ese virus es mortal”. Aunque letalidad y mortalidad implican muerte, estos términos en su sinonimia y con respecto a tasa tienen un matiz diferenciador; se habla tasa de mortalidad cuando se refiere a la población total independientemente de las enfermedades que causen esos óbitos: “En 2018, la tasa de mortalidad en niños menores de cinco años por cada 1,000 nacidos vivos fue de 16.6 en mi país”. Si se habla de letalidad, solo se tendrá en cuenta a las personas que han fallecido por una enfermedad determinada, como en este ejemplo presentado por un famoso canal de televisión catracho: “Lo más preocupante es que Honduras supera el 9% en letalidad por COVID-19, significa que nueve de cada cien contagiados mueren; esto indica que este país ocupa una de las mayores tasas de letalidad en Latinoamérica”. Pese a que los periodistas usan estas dos palabras (letalidad y mortalidad) indistintamente, no deben confundirse.