Cárcel de Brooklyn, la fría prisión que envejece a JOH

Estados Unidos

Recluido del mundo exterior y con una Biblia en las manos transcurre los días el expresidente Juan Orlando Hernández en el Centro Correccional Metropolitano de Brooklyn, en Nueva York.

Hernández pasó de tener todos los lujos y comodidades en Casa Presidencial a vivir en una fría celda de un edificio de 12 pisos que solo le ofrece una cama, una ducha y un retrete. No tiene televisión, radio, ni internet, nada con qué entretenerse más que algunos libros que le ha enviado su familia desde Honduras.

Comparte celda con el empresario estadounidense Sam Bankman-Fried, quien espera una condena por delitos financieros relacionados con criptomonedas.

Esta prisión se caracteriza por albergar a mafiosos, narcotraficantes y terroristas. Hernández ahora es identificado como el recluso número 91441-054.

El expresidente únicamente puede ser visitado por personas que hayan sido incluidas en una lista y que la Oficina Federal de Prisiones (BOP) le haya autorizado.

Nunca ha recibido visitas de sus familiares directos porque desde el 1 de julio de 2021 Estados Unidos les revocó las visas. Le permiten privilegios telefónicos para mantener vínculos con familiares y otros enlaces comunitarios, pero no llamadas de terceros o arreglos alternativos.

Para establecer comunicación con algún familiar, Hernández debe recibir una aprobación para acceder a una aplicación llamada Trust Fund Limited Inmate Computer System (Trulincs).

Desde su extradición el 21 de abril de 2022, Hernández ha sufrido diversos cambios físicos. Ahora tiene más canas, se deja crecer la barba y ha sufrido una notable pérdida de peso.

En la cárcel de Brooklyn se encargan de brindarle su medicación controlada para sus problemas crónicos de diabetes y presión arterial alta.