Desde que la pandemia azota duramente a toda la humanidad, se han visto grandes fenómenos con los animales como los cisnes en Venecia , carpinchos y lobos marinos en las calles de Mar del Plata , jabalíes en Italia y ahora, de manera muy sorprendente se suman dragones azules.
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La naturaleza , que siempre está en constante movimiento, se encuentra en uno de sus momentos más plenos desque el coronavirus obligó a los humanos al confinamiento.
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El pasado dos de mayo, Hunter Lane, un niño de siete años de Mesa, Arizona, paseaba por una playa del parque nacional Padre Island National Seashore, cuando descubrió una extraña criatura marina en la costa texana.
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'Hunter ama a los animales marinos y pensó que había encontrado una medusa botón azul', contó el padre del niño, Trey Lane, en declaraciones a la cadena CNN.
Aquel ser vivo parecía de otro mundo, y animados por el descubrimiento, siguieron caminando por la costa; en cuestión de pocos minutos, hallaron otros tres ejemplares iguales.
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'Me dijo que había descubierto una nueva especie', bromeó el padre, quien narró que había veraneado durante 30 años cerca del mar, y nunca había visto nada parecido.
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Al alertar a las autoridades del parque sobre la inusual captura, los expertos se asombraron. No estaban ante una nueva especie, pero desde luego, era un 'hallazgo raro' e inusual. Se trataba de un Dragón Azul, o Glaucus Atlanticus, un tipo de babosa marina que posee una picadura muy peligrosa.
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El dragón azul rara vez llega a medir los tres centímetros.
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Se alimenta de animales venenosos y grandes y almacena las células punzantes de sus presas dentro de su cuerpo para luego usarlas contra sus depredadores. Tiene una técnica defensiva implacable, gracias a las pequeñas medusas azules que come.
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Aunque de por sí no son venenosos, cuando se ven amenazados sacan sus tentáculos. Los glaucus azules ponen huevos en los cadáveres de sus presas u otras masas flotantes.
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Esta especie marina de picadura venenosa prefiere aguas templadas y tropicales, y comúnmente habita en el Océano Atlántico, Pacífico e Índico. Al ser un nudibranquio, pierde su caparazón poco tiempo después de nacer.
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Su figura se le asemeja a un dragón mitológico, y su color azul, le permite camuflarse en el agua y ocultarse de sus depredadores, además, se dejan llevar por los vientos y las corrientes, y muy pocas veces son vistos por los seres humanos.