San Pedro Sula, Honduras.
Incluir en la sociedad a aquellas personas que tienen ceguera total, parcial y son sordomudas es el reto que hace 27 años se ha propuesto la escuela Luis Braille de San Pedro Sula. Ayer celebraron haber logrado este objetivo un año más.
Más de 30 sampedranos entre niños y adultos ahora pueden salir a la calle para caminar, usar sus manos para leer e incluso ingresar a cualquier centro educativo para estudiar con normalidad tras culminar su preparación en dicha institución.
Los egresados no videntes y con otras discapacidades celebraron ayer su graduación acompañados de sus familiares y haciendo un llamado directo a las autoridades de Gobierno para que esta escuela pueda atender a más personas y con mayor calidad desde el próximo año.
En el evento de clausura organizado por el centro se comprobó los talentos que las personas con dificultades visuales tienen y pueden llegar a desarrollar. Participaciones de canto, flauta, guitarra y poesía fueron solo algunas de las demostraciones que hicieron durante la ceremonia en las instalaciones.
El director del centro, Rubén Vásquez, expresó que la falta de docentes y personal humano es algo que tienen pendiente.
