Guía Médica
Las mujeres que seguían una
dieta muy saludable tenían un 37% menos de probabilidades que las que comían una
dieta mala de tener un bebé con tetralogía de Fallot, un
defecto cardiaco complejo que provoca que los bebés se vuelvan de color azul porque su sangre no puede transportar el suficiente oxígeno.
Las mujeres también tenían un 23% menos de probabilidades de tener un bebé nacido con un defecto septal auricular, o un agujero en la pared que separa las dos cámaras superiores del corazón, según el estudio.
El mayor beneficio para las mujeres y sus bebés provino de una dieta rica en verduras, frutas, frutos secos, legumbres, granos integrales y pescado, con una ingesta limitada de productos lácteos, carne y dulces, según los investigadores. Los alimentos ricos en nutrientes como el ácido fólico, el hierro y el calcio también se consideraron saludables, señalaron los autores del estudio.
Las mujeres también tenían un 23% menos de probabilidades de tener un bebé nacido con un defecto septal auricular, o un agujero en la pared que separa las dos cámaras superiores del corazón, según el estudio.
El mayor beneficio para las mujeres y sus bebés provino de una dieta rica en verduras, frutas, frutos secos, legumbres, granos integrales y pescado, con una ingesta limitada de productos lácteos, carne y dulces, según los investigadores. Los alimentos ricos en nutrientes como el ácido fólico, el hierro y el calcio también se consideraron saludables, señalaron los autores del estudio.
'Cuanto más aumentaba la calidad de la dieta, menor era el riesgo de anomalías cardiacas congénitas', dijo el autor principal, el Dr. Lorenzo Botto, profesor de pediatría y genetista médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Utah.
El estudio aparece en la revista Archives of Disease in Childhood (Fetal & Neonatal Edition).
Las cardiopatías congénitas afectan a uno de cada 100 recién nacidos en Estados Unidos, y provocan casi una de cada cuatro muertes de bebés relacionadas con malformaciones congénitas, según la información de respaldo del estudio.
'Son habituales, son críticas y realmente no sabemos cómo prevenirlas', comentó Botto.
El nuevo estudio estuvo inspirado por unos hallazgos previos que sostuvieron que una dieta de gran calidad podría reducir el riesgo de malformaciones congénitas, como el paladar hendido o la espina bífida, dijo Botto.
El equipo de investigación evaluó los datos de casi 10,000 madres de bebés nacidos con cardiopatías congénitas, y de aproximadamente 9,500 madres con bebés sanos. Los bebés nacieron entre octubre de 1997 y diciembre de 2009, y son parte del Estudio nacional de la prevención de malformaciones congénitas, que es más abarcador y está financiado por el gobierno federal, señaló Botto.
Se preguntó a las madres lo que comieron el año anterior a su embarazo. Los investigadores calificaron su dieta en función de hasta qué punto siguieron una dieta mediterránea y el Índice de calidad de la dieta para el embarazo, un plan de dieta común recomendado para las futuras madres.
El Índice de calidad de la dieta aporta puntuaciones positivas para los granos, verduras, frutas, el folato, el hierro y el calcio, y puntuaciones negativas para las calorías de las grasas y los dulces. La dieta mediterránea enfatiza las legumbres, granos, frutas, frutos secos, verduras y pescado, y no fomenta los productos lácteos, la carne y los dulces.
Las madres que obtuvieron una puntuación dentro del 25% más alto en la calidad de la dieta tenían un riesgo significativamente más bajo de tener un bebés con un defecto cardiaco al nacer, en comparación con las que obtuvieron una puntuación dentro del 25% más bajo, según el estudio.
Comer bien parece fomentar la salud de la madre, lo que a su vez aumenta la probabilidad de que el feto en desarrollo sea capaz de soportar los factores genéticos y ambientales que podrían provocar una cardiopatía, dijo Botto.