Julio César Ramos confesó el crimen de su hermano

El reloj marcaba las 12:30 del mediodía del domingo. Tres agentes motorizados de la Policía, empuñando sus armas de fuego, llegaron hasta la propiedad de don Santiago Ramos, en el caserío Las Trojas, perteneciente al Distrito Central, Francisco Morazán.

El anciano sabía cuál era el motivo de los uniformados en su casa. Al cabo de unos tres minutos de haber ingresado a la vivienda, los policías sacaron a un hombre al que traían esposado de las manos.

Se trataba de Julio César Ramos Araujo, hijo mayor de don Santiago. “Con dolor en mi corazón, pero que proceda la justicia contra él, verdad, porque esto no puede quedar así”, profirió don Santiago, en medio de la tristeza que le embargaba.

Julio César Ramos fue puesto a la orden de las autoridades del Ministerio Público para que se aplique el procedimiento legal correspondiente.

Julio César fue arrestado en el interior de la covacha en la que residía y que él construyó en el mismo terreno de la casa de sus padres, acusado de darle muerte a su hermano menor Jaime Noé Ramos Araujo, unas 13 horas antes de la detención.

Familiares de los hermanos Ramos Araujo contaron que los dos estaban tomando en un estanco de la comunidad, cuando de repente inició una fuerte discusión entre Julio y Jaime.

El primero sacó un filoso cuchillo y le asestó una puñalada en el abdomen a Jaime, hiriéndolo de muerte a eso de las 11:20 de la noche del sábado.

Julio aseguró que su hermano Jaime fue quien comenzó a golpearlo junto a los amigos con los que departían y que solo actuó en defensa propia.

El homicida confeso no opuso resistencia al ser detenido por la Policía, en la misma casa donde vivía junto a su hermano.

Hermanas, primos y amigos de Jaime Noé, retiraron de Medicina Forense su cuerpo ayer.