Su infancia en fotos: los juegos tradicionales que marcaron la niñez hondureña

Los juegos tradicionales formaron parte de la niñez de miles de hondureños, que luego de cumplir con sus deberes académicos o sus labores en el campo, solían reunirse en algún punto de sus comunidades para disfrutar una tarde alegre con sus amigos.

Sin embargo, con la revolución digital desde principios de los 2000, estas bonitas tradiciones se han ido perdiendo y las nuevas generaciones ahora prefieren jugar con aparatos electrónicos.

En vista de ello, en 2018 la asociación cultural Mi Tierra, de San Marcos, Santa Bárbara, propuso crear el Día Nacional de los Juegos Tradicionales en Honduras, para preservar la herencia cultural y que todos los niños y jóvenes del país puedan disfrutar de ellos.

El anteproyecto fue presentado a través de los diputados Edgardo Casaña e Ivin Fonseca, pero no fue hasta marzo de 2023 que el Congreso Nacional aprobó celebrar el Día Nacional de los Juegos Tradicionales cada último viernes de abril.

Entre los juegos tradicionales más populares se encuentra el “Ronrón o runrún”, que consiste en una pieza sólida, generalmente una tapa de refresco, con un orificio en el centro, por el que atraviesa un cordel formando lazos alrededor de este.

La competencia de cargar baldes con agua en la cabeza era una práctica popular entre las mujeres, una prueba de destreza y equilibrio.

La rayuela es uno de los más populares. En las aldeas y ciudades era común ver a grupos de niños y jóvenes disfrutando de este juego.

Aunque poco conocida en algunas regiones del país, la rayuela de reloj también forma parte de la niñez de muchos hondureños.

Los tradicionales papelotes, elaborados con papel china o bolsas de nylon eran de los favoritos durante el verano.

Y cómo no recordar el tradicional futbolito con canicas.

Los juegos tradicionales hondureños han llegado incluso al extranjero con festivales organizados en Washington, Nueva York, Corea del Sur, Japón, España e Indonesia.

Un niño salta la cuerda en el Festival de los Juegos Tradicionales organizado en Washington.

Este catracho recordó su niñez caminando con sancos por las calles de la capital estadounidense.

Los maules, mables o canicas, eran de los más populares entre los niños, quienes al ganar recibían como recompensa las canicas de sus oponentes.

Otra versión derivada de las canicas son los “Botones en el hoyo”, que se practicaba en algunas zonas del país.

Aunque no son una juego como tal, las carreras de cinta forman parte de las tradiciones hondureñas, en especial de las ferias patronales.

En algunos poblados incluso se corría en burros.

Y no podían faltar las madrinas, quienes daban un beso en la mejilla o entregaban una pañoleta como recompensa a los ganadores.

Las carreras en sacos también eran populares, en especial en las competencias que se realizaban en los centros educativos.

Los famosos yaxes eran los favoritos entre las niñas. En muchos lugares se sustituían los yaxes de fábrica por piedras y una pelota de plástico pequeña, generalmente obtenida de los desodorantes.

Los trocos cumplían una doble función y generalmente los usaban los niños o jóvenes cuando los enviaban a acarrear agua. De sus casas salían jugando y haciendo competencias con los demás niños, y al regresar venían cargados de botes con agua.

Los yoyos también son muy populares y uno de los más divertidos para el filántropo japonés Shin Fujiyama.