Palizas, humillaciones y amenazas: revelan torturas a migrantes en la megacárcel
Un migrante deportado que regresó a EEUU reveló las torturas sufridas dentro de la megacárcel en El Salvador, en uno de los pocos testimonios sobre la prisión.
- 03 de julio de 2025 a las 00:00 -
Uno de los migrantes deportado a El Salvador por Estados Unidos, reveló haber sido sometidos a torturas físicas y psicológicas dentro del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la megacárcel símbolo de la guerra contra las pandillas del Gobierno de Nayib Bukele.
Documentos judiciales presentados en Estados Unidos denuncian que el migrante Kilmar Ábrego García fue sometido a palizas, privación del sueño, amenazas, entre otros abusos.
Según el testimonio de García, los reclusos eran obligados a pasar horas de rodillas durante la noche. Cualquiera que cayera por el cansancio era golpeado por los guardias.
El migrante denunción que las camas eran una estructuras metálicas sin colchón.
También denunció que se les negaba el acceso al baño obligándolo a ensuciarse encima.
La mala alimentación llevó al inmigrante a perder 14 kilos en apenas dos semanas, según alega el escrito.
Hasta el momento, poco o nada se conoce sobre la condición de los migrantes de origen venezolano que se encuentran recluidos en el Cecot y cuántos de estos pertenecen a la banda Tren de Aragua, hasta el relato de Ábrego García, que regresó a EEUU tras ser deportado 'por error' a El Salvador.
Amnistía Internacional indicó recientemente que “ha documentado ampliamente las condiciones inhumanas que imperan en los centros de detención de El Salvador, entre ellos el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), donde están recluidos ahora los expulsados”.
“Los informes indican hacinamiento extremo, falta de acceso a asistencia médica adecuada y malos tratos generalizados que constituyen trato cruel, inhumano o degradante. Además, organizaciones en El Salvador han informado de la muerte de más de 300 personas bajo custodia estatal, en algunos casos con claros signos de violencia”, afirmó Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional en una entrevista reciente.
Aunque activistas denuncian violaciones a los derechos humanos en esas instalaciones, el de Ábrego García es uno de los pocos testimonios directos de lo que allí ocurre.