La caótica travesía de “Rosalinda” hacia el golfo de Fonseca

Después de cinco días causando asombro y preocupación en la colonia El Reparto de Tegucigalpa, el velero “Rosalinda” fue finalmente removido por las Fuerzas Armadas de Honduras.

La embarcación, que había quedado varada en plena curva de una calle, se convirtió en un fenómeno local y llegó a captar la atención incluso a nivel internacional. Sin embargo, en lugar de ser llevado al mar como su creador, Marlon Martínez, había soñado, el velero fue trasladado a un campo de fútbol cercano.

El operativo de remoción, realizado por el Primer Batallón de Infantería y la Unidad Humanitaria y de Rescate, comenzó a las 6 de la mañana y se extendió por seis horas.

La maniobra, que representó un desafío logístico considerable, fue realizada con éxito, según confirmó el capitán Mario Rivera, portavoz de las Fuerzas Armadas.

El velero, de casi 3 toneladas de peso, fue trasladado apenas 200 metros desde su ubicación original, y ahora se encuentra en un lugar seguro donde no representará peligro para los habitantes de la colonia.

A pesar de que su destino soñado de navegar en el mar ha sido pospuesto, Marlon Martínez aún mantiene la esperanza de que “Rosalinda” pueda algún día surcar las aguas del Pacífico.

La construcción de “Rosalinda”, que tomó siete años de arduo trabajo, es un testimonio de la dedicación de Martínez, quien bautizó la embarcación en honor a su esposa.

Sin embargo, debido a su tamaño y peso, llevar el velero al mar sigue siendo una tarea complicada.

La Dirección General de la Marina Mercante (DGMM) ha aclarado que, aunque el velero puede ser trasladado, aún no cuenta con los permisos necesarios para navegar.

El operativo incluyó el uso de maquinaria especializada, como montacargas y equipo para mantener la estabilidad del velero durante el traslado.

Las autoridades decidieron mover la embarcación para eliminar el riesgo que representaba para los transeúntes y residentes de la colonia El Reparto.

Por ahora, el futuro del velero “Rosalinda” permanece incierto, pero su historia ha capturado la imaginación de muchos, convirtiéndose en un símbolo de perseverancia y sueño en Tegucigalpa.