28/04/2024
11:21 PM

Jaime García: 'El camino para la recuperación de Honduras es cuesta arriba”

El economista dijo que quien sea el que gane la presidencia de EUA persistirá el entorno de incertidumbre.

San Pedro Sula, Honduras.

Jaime García, director del Índice de Progreso Social (IPS) en América Latina del Incae Business School, conversó con Diario LA PRENSA sobre cuán importante es el rol de la academia para comprender la crisis y definir estrategias hacia la recuperación de una economía que ya sufría la informalidad y la incertidumbre.

El especialista presentó sus puntos de vista luego de participar en la conferencia Reactivación inteligente, un esfuerzo de todos, que organizó Ceal Honduras con el apoyo del Incae.

¿En definitiva los aportes de la academia han sido fundamentales para entender la situación actual, ¿qué importancia tiene seguir promoviendo espacios en los que puedan compartirse investigaciones?

Es tratar de entender de forma simple un fenómeno complejo, con además un alto nivel de incertidumbre. Por ejemplo, destacar la Universidad Johns Hopkins, que ha sido un referente en los datos para ver día a día el avance de la pandemia, y en la región el esfuerzo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) para comunicar con datos sobre las condiciones del país. En el caso de Incae, hemos trabajado mucho para tratar de ayudar a los Gobiernos de la región a enfrentar las decisiones y estrategias que se requieren para desarrollar protocolos y también entender las repercusiones sociales y económicas. Creo que en menor y mayor medida, la buena academia ha sido ese puente entre el conocimiento científico de la pandemia, el lenguaje económico, político y, por supuesto, social, que permite que la gente entienda el riesgo en el que se encuentra.

¿Qué relevancia toma el índice de Progreso Social que elabora Incae en el contexto actual de crisis?

Este índice nos ayuda a entender las estructuras sociales de los países y cuando enfrentamos una crisis como la pandemia, que va más allá de una crisis de salud, porque se convierte en una crisis de educación, económica, de libertades y recursos. Entonces nos ayuda a tener un modelo de medición para decirles a los países cuáles son esos puntos rojos adonde debe poner atención para controlar la pandemia y atención también para hacer después las estrategias de recuperación. En el caso de nuestra región, hay mucho que hacer en términos de bienestar, progreso social, el trabajo informal y, por supuesto, de controlar la pandemia, que es algo que todavía no hemos hecho bien.

¿Por qué es importante la interacción de los distintos sectores de la sociedad para definir estrategias?

Entendamos que si queremos salir bien de esta pandemia y que esto significa disminuir las afectaciones, el número de muertos, de empresas quebradas y de personas que caen en pobreza, lo que tenemos que hacer y lo que ya han hecho los países más exitosos, como Corea del Sur, Nueva Zelanda o Alemania, es trabajo multisectorial, es decir, cómo alinear al sector privado, junto con la academia como eje que ayuda a entender el contexto y la realidad, para que ojalá se empiece a generar un entorno de colaboración también con el Gobierno y otras organizaciones de la sociedad civil para atender el reto que tiene Honduras.
Veníamos en cuestiones débiles en términos de crecimiento económico, informalidad y de migración; pero hoy con la pandemia se vuelve mucho más apremiante el salir bien librados de este reto y solo se podrá lograr con la colaboración de todos los sectores.

¿Los organismos especializados dan perspectivas desfavorables para la economía hondureña, ¿es posible pensar con optimismo frente al panorama retador previsto?

Definitivamente el camino es cuesta arriba. Tenemos problemas de brecha digital, de brecha financiera, en educación, sobre todo secundaria, en el caso de Honduras, menos de la mitad de los muchachos en edad de estudiar están en la secundaria, y esto es antes de la pandemia. Así que la situación está difícil. Ahora bien, ¿qué es lo positivo que se puede sacar de todo esto?, si somos capaces de aprender en estos días y estas semanas cruciales en colaborar, en utilizar la tecnología que hoy está a nuestro alcance para diseñar mejores dinámicas de trabajo, buscar cómo reinventar la educación, cambiar la forma en que damos los bienes públicos y si dentro de las empresas buscamos optimizar la producción, si nos adaptamos, en pocas palabras para seguir siendo productivos, creo que puede ser bastante bueno, porque estamos viendo que la pandemia acelera los cambios.

Todos estos cambios que hemos adoptado de forma obligada, cuando regresemos a un mundo ya con la vacuna, nos van a servir para ir más rápido, mejorar la forma en la que producimos y en la que vivimos y nos comportamos. Creo que si tomamos esos aprendizajes y los adaptamos a nuestra política pública y a nuestro modelo de negocios y a nuestra forma de vida, nos ayudará a crear una Centroamérica más ágil y dinámica.

¿A otras regiones del continente les interesa qué pasa en Centroamérica?

El principal socio comercial nuestro es Estados Unidos y está pasando por una crisis muy complicada, tanto en lo sanitario como en lo económico; pero el segundo mercado más importante para nuestros países es Centroamérica, así que en ese sentido lo que tenemos que hacer es tratar de pulir esas interacciones, disminuir los costos logísticos, integrar mejor estas cadenas de valor y generar una propuesta en términos de qué se hizo bien y qué se puede replicar en otros lados. En el sector turístico ya hay unos avances en términos de protocolos y de abrir fronteras y de cómo atender esto a nivel de ciudades como Ciudad de Guatemala o San José. Ese tipo de aprendizajes puede servir para contar historias de éxito de qué se ha hecho bien y seguir pensando que debemos integrarnos y coordinarnos mejor a nivel de Centroamérica.

¿A propósito de las elecciones de EUA para noviembre próximo, ¿qué escenarios se prevén para CA más allá de quien gane?

Sea cual sea el ganador, que hoy por hoy todavía no hay una tendencia clara, lo que es seguro es que va a haber un entorno de incertidumbre y de redefinición sobre el papel de la política estadounidense para con la región. Ellos están pasando su peor crisis desde 1929 y nosotros como América Latina estamos pasando la peor crisis de los últimos 100 años, así que con este nivel de incertidumbre es difícil pensar qué nos beneficiará y qué no, creo que lo que hay que hacer es mantener una agenda de competitividad, tratar de estar en la mejor forma posible y esto nos va a garantizar cierta resiliencia y ser atractivos a inversión extranjera. De lo que sí podríamos beneficiarnos probablemente es de ese antagonismo que hay entre China y EUA, de lo que aprendieron algunas empresas de buscar cadenas de valor mucho más seguras.