San Pedro Sula, Honduras
Cada segundo era un sufrimiento, cada minuto un dolor en el alma. Brincó y gritó en cada jugada, el joven Óscar Reconco fue uno de los miles de verdolagas que celebró con todo el título de la novena.
Pero llegó la hora de la tanda de los penales y no los quiso verde. Este chico, con su camisa verde, se arrodilló cerca de la barra de Motagua y le dio la espalda a los lanzamientos.
Orando, suplicando que su equipo ganara. Se derrumbó al escuchar la celebración azul cuando Johnny Leverón falló su lanzamiento.
Sus amistades y familiares intentaban contenerlo, pero estalló de júbilo cuando el público verdolaga festejó la tapada del portero Denovan Torres ante la ejecución de Marcelo Pereira. Este momento la tanda de penales estaba 3-3.
El sufrimiento aumentó, pero no quería ver nada en el césped. En su mente solo quería festeja la copa.
Llegó la hora. El sexto penal que lo iba a ejecutar Reinieri Mayorquín y erró. El pequeño no lo podía creer, el llanto no le permitió expresarse. Apenas sus familiares lograron contenerlo. La emoción lo arropó.
Y no era para menos, pasaron nueve años para que Marathón celebrara nuevamente. En 2009 el pequeño óscar contaba con 7 años y los recuerdos eran borrosos.
