Marsella, Francia.
Mathieu Valbuena ya sabe lo que es ser odiado por los que un día fueron sus propios aficionados. El futbolista del Olympique de Lyon volvía el domingo al Vélodrome, estadio en el que brilló durante ocho temporadas con la camiseta del Olympique de Marsella. La afición no perdonó su cambio de colores tras un efímero paso por el Dynamo de Moscú, y se lo hizo saber.
Tras ser anunciado su nombre por megafonía, los pitos se hicieron insoportables y el ambiente hostil llegó a su zénit cuando los ultras colgaron en uno de los fondos un muñeco semejante a Valbuena ahorcado.
Su recibimiento superó con creces al de Figo en el Camp Nou, en un partido en el que los de Míchel consiguieron empatar a uno tras ir perdiendo y contar con un jugador menos desde la primera mitad. Valbuena se llevó un punto, y una noche de pesadilla.
'Los verdaderos marselleses solo juegan en el OM. No eres más que un traidor', esa fue la pancarta que sus exaficionados le dedicaron, y que quedará para siempre en su recuerdo.
