En las últimas dos décadas han arrasado con el bosque para construir carreteras, pistas de aterrizaje, desarrollar ganadería, plantaciones de coca y narcolaboratorios.
Es probable que los carteles de la droga ahora apoyen los cultivos en Honduras porque quieren “disponer de una plataforma de distribución más cercana a los mercados de consumo, los Estados Unidos y lo que pudiera ser Europa”, explicó Maldonado.