San Pedro Sula, Honduras.
Pablo y Adriana fueron una pareja cuyas vidas fueron consumidas por las drogas y el alcohol. Su mala forma de vivir los llevó a contraer el virus del VIH-sida con una jeringa contaminada.
En el peor momento de sus vidas decidieron entregarle su corazón a Dios y aunque murieron por sus malas decisiones, testificaron cómo su vida cambió desde el día en que cambiaron su forma de pensar.
Esta historia de la vida real nacida en Buenos Aires, Argentina, fue llevada la semana pasada a colegios y escuelas públicas de San Pedro Sula y todo Cortés con la obra “Renacidos”, del ministerio Palabra de Vida Honduras, cuya meta es alcanzar jóvenes para Cristo.
En escuelas como la Primero de Febrero, del sector Satélite, muchos menores de quinto y sexto grado se mostraron conscientes de su necesidad de entregar su vida a Dios y no dejarse influenciar por amistades dañinas.
Las autoridades de este centro educativo se mostraron contentos por la obra.
“Renacidos” llegó a Yoro y Colón, logrando que más de 300 menores entregaran su corazón a Cristo.
Pablo y Adriana fueron una pareja cuyas vidas fueron consumidas por las drogas y el alcohol. Su mala forma de vivir los llevó a contraer el virus del VIH-sida con una jeringa contaminada.
En el peor momento de sus vidas decidieron entregarle su corazón a Dios y aunque murieron por sus malas decisiones, testificaron cómo su vida cambió desde el día en que cambiaron su forma de pensar.
Esta historia de la vida real nacida en Buenos Aires, Argentina, fue llevada la semana pasada a colegios y escuelas públicas de San Pedro Sula y todo Cortés con la obra “Renacidos”, del ministerio Palabra de Vida Honduras, cuya meta es alcanzar jóvenes para Cristo.
En escuelas como la Primero de Febrero, del sector Satélite, muchos menores de quinto y sexto grado se mostraron conscientes de su necesidad de entregar su vida a Dios y no dejarse influenciar por amistades dañinas.
Las autoridades de este centro educativo se mostraron contentos por la obra.
“Renacidos” llegó a Yoro y Colón, logrando que más de 300 menores entregaran su corazón a Cristo.
