Santa Bárbara sufre por puentes colapsados y carreteras cortadas

Santa Bárbara

Los municipios del cono sur, Quimistán, Macuelizo y Azacualpa, fueron los más golpeados en los últimos días por las intensas lluvias producidas por el ciclón tropical Julia en el departamento de Santa Bárbara.

Autoridades locales reportaron a LA PRENSA hasta ayer lunes la muerte de José Luis Amaya (de 37 años) y el desaparecimiento de su hijo Rubén Amaya (de 12 años), quienes fueron arrastrados por un río en la aldea Las Flores, del municipio de Quimistán.

También se notificó de una señora fracturada y una joven herida a raíz de paredes que cayeron dentro de viviendas. Asimismo se comunicó de 1,088 familias afectadas a nivel de todos los municipios y 93 personas evacuadas.

El recuento oficial también refirió sobre un puente destruido y dos dañados, sobre todo el que está en la aldea Tejeras, en la CA-4; dos cajas puentes dañadas; 21 manzanas de cultivo perdidas, principalmente de maíz y plátano; dos sistemas de energía eléctrica con daños; 17 derrumbes; 12 carreteras dañadas; cuatro sistema de agua potable destruidos; dos inundaciones; cinco ríos desbordados, 18 casas dañadas y 27 afectadas, 54 lugares incomunicados entre rurales y urbanos, 22 familias (93 personas) albergadas en ocho locales instalados en la cabecera, Chinda, San Luis, Ocotal Tupido, Concepción Sur, Macuelizo y Gualala.

Fréderman Reyes, vocero del Sistema Nacional de Gestión de Riesgo (Sinager), comentó que hubo contrataciones masivas de personal para responder a la emergencia climática que enfrenta el departamento, para participar en la reparación y rehabilitación de zonas perjudicadas, así como en la búsqueda del menor desaparecido.

Las lluvias hicieron que el puente sobre el río Mezapa, en Quimistán, colapsara en uno de sus brazos, lo que obligó a las autoridades a cerrar el tramo CA-4 desde el domingo por la tarde y rehabilitaran solo un carril a las 9:00 am del lunes.

Esta carretera es la segunda más importante de Honduras después de la CA-5 (que conecta San Pedro Sula con Tegucigalpa), al ser el eje que va desde el occidente hasta San Pedro Sula y la Panamericana que va a lo largo de Centroamérica, donde pasa muchísima mercancía a diario a través de las aduanas con Guatemala y El Salvador.

Darío Pacheco, alcalde de Quimistán, recordó que su municipio, con 96 aldeas y 240 caseríos, es el más extenso del occidente y por tanto merece especial atención por parte del Gobierno.

En esta zona pasan las aguas del río Cuyamel y demás quebradas, todas juntas desembocan en el caudaloso río Ulúa, que según constató LA PRENSA a través de un recorrido in situ sobre gran parte de su extensión desde orilla de carretera, estaba hasta las 4:00 pm en nivel manejable; sin embargo, en un punto entre Gualala e Ilama se observó una crecida impresionante que representa un riesgo para las zonas bajas del valle de Sula, lo que podría desencadenar en inundaciones.

Solo en Quimistán se contabilizan 27 comunidades afectadas y 17 incomunicadas, 41 familias afectadas (200 personas), tres sistemas de agua potable dañados, un puente, cuatro cajas puente, inundaciones, unos nueve derrumbes, tres vados y dos víctimas mortales.

“Quimistán es un municipio importante para Honduras, no habíamos sufrido tanto en los valles como ahora, esperemos que no siga la lluvia. Tenemos siete espacios identificados que servirían como albergues de ser necesario”, agregó el jefe edilicio, quien a su vez comunicó que esperan recibir pronto un millón y medio de lempiras del fondo total equivalente a 2 millones de lempiras destinados para cada municipio en el marco de la emergencia.

Adalberto Romero, comandante del Cuerpo de Bomberos en el sector, expuso que “hemos trabajado en coordinación con las demás autoridades sobre todo preservando la vida humana y realizando labores de seguimiento por derrumbes, filtración de agua en hogares y alertando a la población de no retar la fuerza de la naturaleza”.

Apuntó que monitorean constantemente los ríos Ulúa y Chamelecón, pues cada vez que crecen evitan que salga el agua de los ríos locales y provoca inundaciones.

“Hasta la tarde del domingo el cauce bajó a 2.30 metros, eso permitió que cualquier lluvia que pudiera suscitarse fuese absorbida por el caudal del río Chamelecón y hasta el lunes se tenía la capacidad de soportar un máximo de 3.50 metros; se maneja que hay un margen de siete u ocho metros todavía sin riesgo, al subir de allí ya podemos decir que existe una alerta”, explicó.

Todo el sábado se registraron fuertes lluvias en Santa Bárbara y persistieron hasta el mediodía del domingo, luego lloviznó hasta la madrugada de ayer lunes y durante el resto del día hubo clima soleado, esto calmó a la población ante el miedo por la crecida de ríos e inundaciones.