“Me morí cinco días después de la operación del corazón ”: padre Leopoldo Serrano

“El corazón se hincha de amor por ellos (borrachos) y si me toca gritar por ellos yo lo hago. A mí me duele ver cuando maltratan a esta gente, cuando maltratan a los descartados porque yo sé que es Cristo que está en ellos”, afirmó el clérigo del momento en Honduras

Foto: FMUNOZ

En la mañana conversó de forma muy amena con LA PRENSA en medio del bullicio de la transitada avenida Circunvalación oeste; en la tarde del miércoles 10, el fuerte impacto de un choque en cadena provocado por una desenfrenada volqueta lo volvía a poner en riesgo de muerte.

vie 12 de julio de 2024

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San Pedro Sula. Ama al Platense aunque esté en segunda división, no come ninguna fruta o vegetal verde porque contienen vitamina K que le coagulan la sangre y es un delantero que corre poco, pero que mete más goles que muchos futbolistas de la Selección Nacional de Honduras.

El padre Leopoldo Serrano López es el clérigo del momento. Su extrema sinceridad y su decisivo ímpetu por ayudar a quienes más necesitan lo han hecho emprender retos duros, que han atentado en contra de su salud e integridad física, pero que no han podido con la fuerza de su espíritu.

El más reciente sigue fresco en la memoria colectiva. Caminó de San Pedro Sula a Tegucigalpa más de 250 kilómetros para exigir que se concluyan los proyectos abandonados en la colonia San Francisco de Asís que él ayudó a sobreponerse del lodo, la tragedia y el olvido, en Santa Bárbara.

Su historia va más allá de ese hito que le labró el afecto y apoyo de la ciudadanía, pero que incomodó a muchos de la clase política a los que no teme decirles de frente muchas verdades incómodas. Su vida está pintada de capuchino, ese color café que lleva con orgullo en representación de su orden sacerdotal: la franciscana.

El padre Leopoldo nació en un hogar de campesinos ganaderos en Guarita, Lempira un 15 de noviembre de 1965. Hoy con 59 años recuerda que siempre tuvo muy clara su vocación sacerdotal. Estudió el plan básico en la escuela local Manuel Bonilla, después se trasladó a Puerto Cortés para estudiar el bachillerato, pero lo tuvo que terminar en Santa Rosa de Copán.

Eran los 80. En ese tiempo entraron a Honduras los refugiados de El Salvador, cuando allá estalló la guerra civil. Era muy joven, pero ya trabajaba en la iglesia como delegado de la palabra de Dios.

“Yo miré cómo entraron los refugiados a Honduras. Ellos huían de la guerra, de la Guardia Nacional. Mi papá me enseñó a atender a las personas refugiadas, escondimos a dos familias en nuestra casa de los militares de Honduras. Mientras eso transcurría, yo celebraba la palabra de Dios, pero era vigilado por los militares de Honduras, porque en ese tiempo había que evitar palabras subversivas en ambos países, porque si no uno era considerado un guerrillero”, relata, esculcando en los recuerdos de su pasado.

Escuchar en aquel entonces las homilías de monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, asesinado en 4 de marzo de 1980, San Salvador, en tiempos donde muchos fueron asesinados en el río Sumpul, y la llegada de un sacerdote estadounidense franciscano capuchino, el padre Beto, lo hicieron sumarse a esa orden.

$!El padre Leopoldo Serrano visita el lecho donde descansa el padre Beto, su mentor.

“Yo lo miraba a él entregado a los refugiados y a los pobres. Fue ahí cuando nació algo en mí de ser uno de ellos, un franciscano. Al ver al padre Beto como se jugó su vida por los refugiados, empecé yo también el mismo camino”, cuenta llevando su mente al 1987, época en la que decidió adoptar el color café.

“Inicié ya el estudio con los franciscanos capuchinos, siempre inspirado por el padre Beto. Entonces, en ese tiempo nos llevaron a Mesa Grande, en San Marcos de Ocotepeque, a un campamento de refugiados salvadoreños; habían 11,000, a vivir una experiencia allí con ellos, comer como ellos comían, acompañarlos, todo eso fue despertando en mí el amor y la entrega a los abandonados, a los desprotegidos”, recordó.

Ya en la orden franciscana inició su noviciado en Ocotepeque, luego lo mandaron a Nicaragua a trabajar con damnificados de huracanes y se internó en las montañas de ese país a tener experiencias con la gente allá que no tiene acceso ni educación ni a nada.

Allí también se adentró en La Mosquitia de Nicaragua, aprendió a hablar el misquito y aunque muchas palabras se le han olvidado, no olvidará que fue ordenado diácono en La Mosquitia de Honduras, donde también pasó un buen tiempo colaborando.

“Fui al cabo Gracias a Dios dos veces -a la zona recuperada*, yo viajaba días y días en esos botes para llevar la palabra de Dios a los misquitos, ya podía hablar su idioma, los sacramentos los hacía en el idioma de ellos, la misa, todo. Cuando no caminaba andaba en bote, había que caminar sin zapatos como ellos.Después estudié en Costa Rica, terminé en 1994, fue cuando me ordenan sacerdote en Ocotepeque un 30 de julio. Este año voy a cumplir 30 años de ser sacerdote”, anunció.

$!El padre Serrano dijo que no quitará el dedo de la llaga hasta que los pobladores de la antigua comunidad de La Reina vivan cómodamente con luz, calles pavimentadas y los títulos de propiedad a su favor.

“Fútbol-terapia”

Gran parte de su labor sacerdotal ha transcurrido entre Ocotepeque y San Marcos, dos ciudades del departamento más occidental de Honduras. Con la llegada de las maras a Honduras desde El Salvador el padre Leopoldo se trazó la misión de no dejar que la juventud local se contaminara con aquello que llegaba de afuera.

“En ese tiempo estaban ingresando, venían a contaminar el pueblo. Y recuerdo que esos jóvenes que ellos -maras-los atrapaban, yo se los quitaba. Lo que hacía era que los llevaba a jugar fútbol todos los días”, señala.

Ya en San Marcos de Ocotepeque comenzó a trabajar con jóvenes drogadictos y alcohólicos a quienes el fútbol también les ayudó. “Fui reuniéndolos para sacarlos de la garra del alcohol, las drogas. Con algunos tuve éxito, con otros no, era bien difícil. Allí utilicé otro método, además de los retiros formé una liga de fútbol con 26 equipos.

$!Uno de los equipos de la liga Leopoldo Serrano de San Marcos de Ocotepeque que se fundó gracias a que el padre logró conformar 24 equipos en su trabajo pastoral.

Fue algo muy impactante, que en un municipio, una parroquia tuviera 26 equipos de fútbol. Yo tenía que andar por todas las aldeas, cuando había partidos supervisando el torneo, todo desde la línea espiritual cristiana.

El objetivo de todo era sacarlos de los vicios, siento que conseguí un buen porcentaje, por eso en San Marcos me recuerdan”, señalando que gracias a ese trabajo se formó una liga afiliada a la Fenafuth que bautizaron con su nombre.

Misión con los alcohólicos

Su tarea apenas comenzaba. Un 15 de noviembre, día de su cumpleaños, un evento marcó su vida. “Yo dije, hoy voy a pasar mi cumpleaños con unos borrachos. Voy a dedicárselos a ellos. Recuerdo que en una caseta, me llevé a un borracho que no había comido. Él vivía en la calle. Y lo invité a comer. Él iba de goma. Y ahí platicando, yo dije, hoy voy a celebrar mi cumpleaños con Cristo. Creo que es el mejor cumpleaños que yo he tenido en mi vida. Haber compartido con un borracho. Hablar y conocerlo. Eso fue lo que tocó más mi vida. Ver que dormía en un gallinero, en unas tablas, y que pasaba en la calle. Él se llama Marcelino. Es un hombre mayor. Todo peludo. Pero dije, yo voy a atender a este hombre”, relata como recuerdo vívido.

$!El padre promulga el respeto y el derecho a la vida. Condena que el Gobierno se aproveche de los impuestos a la venta de licores y no ponga en marcha programas para rehabilitar a los que caen presa del consumo de alcohol y drogas.

Ese momento se convirtió en un llamado de Dios. “Me decía, ‘ven, cuídame, cuídame’. Lo que yo sentía que me decía el Señor, ‘cuídame, cuídame. Porque yo estoy aquí’. Y te voy a decir que donde sea que yo voy, siempre hay borrachos. Yo soy como un imán para los borrachos. No sé por qué”, cuenta sin pestañear. Fue luego de eso que decidió fundar la congregación Hermanos Franciscanos de la Misericordia.

Aquel día que me quebranté y me puse a llorar en Amarateca -cuando iba caminando rumbo a Tegucigalpa- fue porque los recordé a ellos y cómo el gobierno no los toma en cuenta. Cómo el gobierno se aprovecha del impuesto del alcohol, del licor. Cómo el gobierno anterior dio libertad a la venta de droga. Vender y vender y vender, pero no se recordaron en crear centros para rehabilitar a estas personas que el mismo gobierno estaba dañando. A mí me duele eso. Porque yo los recibo las veces que sean. Se van, regresan, nunca les doy una mala mirada. Caen porque es una enfermedad y es muy difícil luchar”, señala.

Justo por esa lucha tan dura que enfrentan y a que son desechados por la sociedad es que el padre les da prioridad en su hogar. “Yo les digo a mis hermanos franciscanos que a la hora de servir la comida a los que vamos a atender primero son ellos. Cuando yo busco comida para ellos no me da vergüenza pedir”, señala.

Es así que contó que hace unos meses viajó al Congreso Nacional a pedir ayuda para su casa hogar a Luis Redondo, presidente del Congreso Nacional. “Con todo gusto me dijo yo la voy a dar. Ya hace varios meses de eso y la ayuda todavía no ha llegado. Yo le dije a la Presidenta, a Luis Redondo, le pedí esto y me ofreció y todavía no ha llegado”.

Expresó que esa indiferencia le duele. “Como para ayudar a los pobres, tardan. Pero para ayudar a los ricos, eso es rapidito. Y le voy a decir que si todos los pobres recibieran apoyo del gobierno, le aseguro que ellos también producirían. En el caso de los alcohólicos, yo tengo muchos buenos albañiles, buenos carpinteros, buenos soldadores, pero se dejaron llevar por la droga.

Entonces ellos ahora pareciera que ya ni siquiera son seres humanos cuando los encuentro en la calle. Marcelino sigue en su mundo, pero se ha recuperado porque él ha visto que los compañeros han muerto.

$!El padre accedió a ser operado del corazón para no dejar desamparados a los alcohólicos y drogadictos que atiende en su fundación. Por ellos quiso vivir más.

Su razón de vivir

El padre recordó que en 2019 tuvo que ser operado del corazón. De entrada él se resistía porque era una operación costosa. “Cuando el cardiólogo me dice que hay que operarme, digo yo, pero yo no tengo mucho dinero para eso, y la doctora que andaba conmigo me dice ‘padre tiene que operarse’. No, le dije, yo ya viví suficiente. Entonces me dice ‘¿y sus alcohólicos’?. Tocó lo más fuerte para mí entonces le dije yo vamos a la operación”.

Fue intervenido en El Salvador y gracias al apoyo de los matrimonios a los que da consejería en aquel país más lo que recaudaron sus amigos en Honduras y Nueva York pudo ser operado con éxito.

“En mi mente siempre estaba uno de los alcohólicos que tengo que se llama Neptalí. Él fue una persona huérfana, creció en un orfanato. A los 18 años él tenía que salir y solo salió se fue a una cantina. Y de ahí para acá tomar y tomar. Este hombre es el que a mí me motiva para seguir viviendo”, afirmó.

“El corazón se hincha de amor por ellos y si me toca gritar por ellos yo lo hago. A mí me duele ver cuando maltratan a esta gente, cuando maltratan a los descartados porque yo sé que es Cristo que está en ellos.Yo les digo a los jóvenes que trabajan conmigo, los franciscanos, si algún día te sientes obligado a servirle a un alcohólico, ándate. Porque aquí se va a servir con amor. Y les prohíbo que emitan palabras hirientes contra ellos. Aquí les llamamos internos. Ni siquiera alcohólico o drogadicto, les llamamos internos”, recalcó.

Señala que si algo le molesta es lo que dice la gente de afuera. “Comentan y dicen que nuestro hogar es ‘la casa de los bolos’. Eso sí me molesta, me indigna. Porque yo no tengo bolos, no tengo drogadictos. Son personas en rehabilitación. Serán bolos y drogadictos afuera, pero no adentro”.

El hogar está localizado en Valle Verde, Macuelizo Santa Bárbara. Es un centro de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos al amparo de la Fundación Hogar Franciscano de la Misericordia y no cobra por ayudar a las personas a dejar los vicios. Tienen entre 18 a 20 personas en rehabilitación. Ellos ayudan en los cultivos y la construcción del recinto.

$!Momento en que el padre Serrano llegó a pie a Tegucigalpa para recordar a la presidenta Xiomara Castro los proyectos que faltan en la colonia San Francisco de Asís que él apoya de forma incondicional.

Los políticos

Sobre su periplo a pie hacia Tegucigalpa, recordó que pudo comprobar que la presidenta de Honduras, Xiomara Castro no era muda, ya que ella decidió atenderlo y recibirlo en casa presidencial.

“Los sordos, mudos y ciegos eran los ministros, y se molestaron porque se los dije. La verdad es esa, porque lo que miran ellos no es el sufrimiento del pueblo, sino cómo conseguir votos. Y se lo dije a la presidenta: cuando vayamos a inaugurar este proyecto, usted está invitada. Al presidente anterior no lo habíamos dejado entrar porque era narco. Por lo menos promovía el narcotráfico. A él no lo dejamos entrar. A usted sí, pero una cosa le digo: no quiero políticos con usted”, afirmó.

Señala, que en contraposición la presidenta le dijo: “‘¿Pero a mi hijo sí’? A su hijo sí, por supuesto que sí, le dijo. “Allegados suyos sí, pero políticos no quiero. Y se lo dije en su cara a ella. Yo no lo voy a esconder porque yo no quiero que esta gente sirva de trampolín para los corruptos. Yo no lo quiero. Ya esta gente sufrió demasiado la injusticia de los gobiernos.. Entonces en mi cara, yo no quiero que los utilicen”, remarcó.

$!El padre llegó muy agotado a Tegucigalpa. Pudo reunirse en privado y sin protocolos con la presidenta Castro, de quien dijo, es una mujer buena y valiente por gobernar a “tantos locos”.

Regresó de la muerte

En la mañana conversó de forma muy amena con LA PRENSA en medio del bullicio de la transitada avenida Circunvalación oeste; en la tarde del miércoles 10, el fuerte impacto de un choque en cadena provocado por una desenfrenada volqueta lo volvía a poner en riesgo de muerte.

El padre Leopoldo Serrano es todo un sobreviviente. Cuenta que siempre viaja a El Salvador porque sus amigos, allá pagan sus medicinas del corazón.

“Estuve viviendo en una casa de unos doctores amigos; por ellos tengo la vida, porque yo me morí, cinco días después de la operación me morí, y ellos me dieron los primeros auxilios, lograron encontrar signos de vida en los pies, porque en todo lo demás no había nada. Fue una recaída después de la operación”, recordó.

El padre Serrano fue operado a causa de una insuficiencia en la arteria aorta (válvula). “Me la cambiaron, abrieron aquí el esternón, sacaron el corazón, lo desconectaron y lo abrieron y conectaron una válvula mecánica. Yo no me parezco contigo, la forma en que mi corazón palpita es diferente al tuyo, entonces ese era mi temor en esta caminata, porque yo tenía algo metálico en el corazón”, prosiguió.

Cuenta, que de la caminata a Tegucigalpa, cuando recién iba por Villanueva sintió que no llegaría muy lejos.

“Antes de llegar a Villanueva me hacían una entrevista y tuve que cortar porque ya no podía hablar, ahí me asusté, yo dije quizás hasta aquí voy a llegar, pero no, me senté, descansé un poco y volvimos con la entrevista. Fue el momento más fuerte del corazón, que se me subió la presión y se me bajó la otra, nunca me había pasado eso, yo estaba asustado, porque nunca se me había bajado a 60, nunca”.

Señaló que una ambulancia lo acompañó en todo momento desde que salió de San Pedro Sula. “El corazón no me dio problema, fue el cuerpo que sí me falló, las piernas un poquito y los pies. Yo juego fútbol, pero no puedo correr, casi siempre me gusta jugar adelante”, continuó.

Le preguntamos si como delantero mete muchos goles, a lo que respondió: “Yo juego no con los pies. Todos los demás son jóvenes y yo soy mayor que ellos. Yo juego con la mente, cuando ellos menos piensan, les meto goles hasta debajo de las piernas y no se dan cuenta, y es lo que le hace falta a los jugadores de Honduras, que jueguen no con los pies, sino con el cerebro. Les aseguro que serían una potencia, porque hay aquí, hay muchas potencialidades, pero no las utilizan, porque juegan a lo bruto”, dijo entre risas.

Y añadió: “Yo sin tener que moverme, con solamente que me den un pase, lo pongo en el lugar preciso. No me muevo mucho, corro poquito, porque no puedo correr más de 20 metros”.

$!El padre logró superar sus malestares físicos para poder cumplirle a la gente de la San Francisco de Asís, muy a pesar de sus afecciones cardiacas y de circulación.

¿Mete más goles que los seleccionados, padre?, le repreguntamos. “Yo creo que sí, porque eso que hicimos en Tegucigalpa fue un golazo, te lo digo fue un golazo que no lo meten los seleccionados en una portería. Ahora, que también un mensaje para los seleccionados, hay que insistir, porque muchos de los que me acompañaban, se me quedaban en el camino, yo tenía que esperarlos. En mi mente había algo grande, y en la de ellos era quizás solo acompañarme. Mi objetivo era el que me motivaba para no desmayarme, sí sentía flojas las piernas, pero no para desmayarme”.

Señala que en la caminata también le preocupaban sus problemas de circulación, que también padece. “Tomo un anticoagulante, entonces que no puedo comer cualquier cosa, y te voy a decir que en la Casa Presidencial, me atendieron súper bien, eso quiero que lo sepan todos los hondureños, la presidenta me recibió muy bien, y rompimos protocolos”, rememoró. Sobre sus comidas, deben ser especiales. Por ejemplo, no puede comer ninguna fruta o vegetal verde por su alto contenido de vitamina K, que espesa la sangre.

$!Su mensaje de “No Matarás” se expande en las redes sociales. En Facebook tiene más de 22,000 seguidores y en TikTok más de 27,000.

No Matarás

Respecto a que la gente de la San Francisco de Asís lo considere un “Moisés moderno” cree que es demasiado para él, aunque lo acepta y tiene claro que debe hacerlo cumplir. Considera que lo de “moderno” ya lo ha puesto en marcha porque está llevando sus mensajes y la palabra de Dios a través de las redes sociales.

El padre es muy activo en Facebook y TikTok con su página “No Matarás”. De hecho, esas dos frases las gritan al unísono con su feligresía al final de cada evento, encuentro y homilía.

“Primero, pedimos un desarme nacional, que ya no se venda droga, todo eso. Grabamos TikTok a cada rato, pero siempre con esa línea. Y tenemos un grito famoso... No Matarás.