Corinto y Guasaule, fronteras hondureñas que más explotan los narcos

San Pedro Sula, Honduras. Mientras países del primer mundo realizan operativos en fronteras con amplio recurso humano y hasta drones con cámara infraroja para sobrevolar sectores vigilados ante el acérrimo paso de contrabando, la Policía hondureña trabaja austeramente en su intento de “blindar” los pasos terrestres, aéreos y marítimos.

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Desde la zona árida de El Amatillo en Goascorán, Valle, hasta la candente región de Corinto en Omoa, Cortés, desde el punto occidental de El Florido en Copán, hasta las remotas Puerto Lempira y Golosón, en estas y otras zonas tienen como fin común no solo asegurar el cobro de impuestos, también evitar la entrada de productos prohibidos a Honduras.

Lo cierto es que la realidad no va a tono con la teoría, ya que unas fronteras son altamente vulnerables frente a otras, pues no cuentan con los recursos requeridos para volver más rigurosa la vigilancia ante actividades del crimen organizado.

En los últimos cinco años se decomisaron a nivel nacional, según datos a los que tuvo acceso LA PRENSA Premium más de 9 millones de lempiras, 1.2 millones de dólares, enormes cantidades de cocaína, marihuana, crack y armas como chimbas y fusiles.

Datos recientes describen que desde el 1 de enero al 13 de febrero del año 2023 se dieron 13 confiscaciones en los puntos fronterizos de Puerto Cortés (4), El Amatillo (3), El Florido (3), Palmerola (1), Las Manos (1) y Fraternidad (1). Detuvieron a 12 hondureños y a un venezolano. Decomisaron marihuana, cocaína, crack, armas, dinero local y extranjero.

Análisis derivados de una base de datos dictan que entre los años 2018 y 2022 hubo oficialmente más de 400 decomisos, de los que figuraban drogas, armas de distinto calibre, dinero nacional y extranjero no declarado o sospechoso. De 237 personas involucradas, 158 eran hombres y 18 mujeres. Entre los principales detenidos estuvieron comerciantes, labradores y jornaleros.

De Honduras, Nicaragua y Estados Unidos eran la mayoría de arrestados e investigados. Gran parte de las aprehensiones se produjeron en operativos móviles, retenes fijos y patrullajes. De los cientos de casos reportados, 111 personas fueron acusadas de tráfico de drogas y 41 de lavado de activos.

El informe estadístico develó que un total de 83 decomisos se suscitaron en la aduana de Guasaule (Choluteca),70 en Corinto (Omoa), 31 en Aguacaliente (Ocotepeque) y 30 en el aeropuerto Juan Manuel Gálvez (Roatán).

Investigaciones apuntan que mucho de lo decomisado era trasladado inicialmente a destinos como Islas de la Bahía, La Ceiba, Copán, Tegucigalpa, San Pedro Sula, Ocotepeque, El Salvador y Nicaragua; pero gran parte de su ruta final era Estados Unidos.

A la fecha, la Policía sigue sin controlar las actividades clandestinas que se registran constantemente en las fronteras de Guasaule, que colinda con Nicaragua; y de Corinto, con Guatemala. De hecho, en los últimos años ambas han reportado los mayores decomisos y detenidos, principalmente por narcotráfico.

LA PRENSA Premium se trasladó hasta una de las aduanas más complejas de manejar, la de Corinto. En este punto operan a la fecha 47 policías de Fronteras, número insuficiente para el monitoreo completo.

Esta aduana cuenta con un tipo de escáner dado por la Embajada de Estados Unidos, con amplia tecnología de resolución y capaz de identificar traslado de armamento, fardos o paquetes de droga por muy ocultos o cargados de mercancía que estén los vehículos livianos y pesados en tránsito; sin embargo, es imposible detectar objetos pequeños como un carruco o libra de marihuana, es allí cuando entra la revisión físico-visual de oficiales especializados.

Edgar Alexander Espinoza, inspector y subjefe de la Policía de Fronteras en Corinto, informó a este medio que frecuentemente, a través de su sistema reportan órdenes de captura por diversos delitos, sobre todo “coyotes”.

Corinto es una de las fronteras más complicadas, pero el oficial a cargo aseguró que “aquí es difícil pasar algo ilícito porque hay varios anillos de seguridad e incluso se suele rotar al personal para evitar conflictos de interés”.

Espinoza ejemplificó que “hay casos donde personas se ponen nerviosas o van varios de distintas nacionalidades, eso siempre nos despierta sospecha y casi siempre los sometemos a requisa”.

Si bien es cierto, conductores que se mueven entre países de la región pasan filtros de seguridad instalados, la Policía de Corinto reconoce que es difícil cubrir todo, porque asisten a personal del Migración, Salud, Aduanas y otras funciones internas, principalmente miércoles, jueves y viernes. Esto significa que se debilita la vigilancia en otro espacio no menos importante y donde se maneja mucha operatividad ilícita: los “puntos ciegos” de los alrededores.

Fausto Cálix, director de Aduanas, recordó que como institución revisan, controlan y fiscalizan mercancías que entran y salen del territorio nacional. “Han habido revisiones exhaustivas en contenedores y hallado en encomiendas gran cantidad de armas, municiones y cocaína que iba a Estados Unidos”, dijo.

El funcionario explicó que los casos los han remitido a la Fiscalía para identificar a qué organizaciones pretenden llegar.

Para el criminólogo Herman Vogelsang, el trabajo hecho en fronteras “es un fracaso”, pues afirma que aún entra droga y que lo reportado por autoridades es pequeño en comparación a lo que filtran por “puntos ciegos”.

“Estas organizaciones entran y salen donde no hay control de la Policía, lo ideal en estos casos es identificar los sitios y tener patrullas fronterizas escondidas para reaccionar, además de tecnología avanzada, pero aquí no hay capacidad”, enfatizó.

El especialista en seguridad pormenorizó que Corinto y Guasaule son fronteras grandes, de alto tránsito y poca vigilancia, eso facilita el trasiego. Aunque destacó operativos hechos a nivel aéreo, comentó que en el mar no existe tanta cobertura y organizaciones aprovechan las aguas internacionales.