Sleppers, los profesionales graduados por los mareros: “Es una deuda que nunca podré saldar”

Las estructuras criminales invierten en los estudios de estos jóvenes para que cuando se gradúen y estén en una posición de poder les cumplan sus demandas, recordándoles que pagaron por sus estudios.

Foto: Foto: Emilio Flores/La Prensa, foto recreada

El financiamiento que reciben los jóvenes en sus estudios crea una deuda moral que las bandas criminales saben aprovechar con peticiones a su favor, aunque pongan en riesgo a los profesionales.

mié 25 de octubre de 2023

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. - “Si lo hubiese sabido, mejor me quedo sin estudiar. Mire, ahí está mi esposa que no me deja mentir, a veces no puedo ni dormir sabiendo que es una deuda que nunca podré saldar”, reveló el abogado Daniel (nombre ficticio para proteger su identidad), quien fue patrocinado por la Mara Salvatrucha (MS-13) desde sus estudios de secundaria hasta graduarse de la carrera de Derecho de una prestigiosa universidad capitalina.

La Unidad Investigativa de LA PRENSA Premium conoció una de las modalidades empleadas por las maras y pandillas en Honduras, la cual consiste en reclutar a menores de edad, en su mayoría de excelencia académica, para invertir en su formación académica a nivel medio y superior. A largo plazo, esperan que los jóvenes contribuyan con sus servicios a los intereses de estas estructuras delictivas.

Pero la verdadera pesadilla ocurre cuando los jóvenes se niegan o intentan romper esta especie “pacto” al que fueron arrastrados. Es entonces cuando las implacables estructuras criminales desatan su furia despiadada a través de amenazas, acoso, visitas intimidantes y, en el peor de los casos, la muerte cruda y fría.

El entrevistado, quien es un reconocido jurista que opera con cautela y estrategia en el ámbito penal, accedió a conversar con una periodista de este periódico. El togado reveló que la oferta le llegó a través de un joven que lo esperaba desde una esquina por su casa, en la colonia Buenos Aires de la capital.

“Siempre estaba en el mismo lugar, me saludaba y una vez me regaló unos tenis nuevecitos y unos jeans. ‘Ahí le mandan’, me dijo. Él era un mandadero de la MS obvio, pero el acuerdo lo hicieron con mi tío porque él era mi tutor, a él le comenzaron a dar el dinero de mis estudios a partir mi último año de colegio”.

$!Los estudiantes del sexo masculino son los que más expuestos están a esta táctica de las maras y pandillas.

Según el testimonio del graduado del Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), cuyo padre lo abandonó y su madre murió por causas naturales, las carreras en las que estas organizaciones suelen invertir con mayor frecuencia son Derecho, Contabilidad, Informática, Química y Farmacia, así como varias ramas de la ingeniería.

“Fíjese que a mí me gustaba Psicología, pero no estaba dentro de las opciones así que me decidí por Derecho porque si no era de esa forma difícilmente iba a poder estudiar, crecí con muchas limitantes”, dijo el entrevistado, quien ahora maneja hasta tres idiomas y reside en una colonia exclusiva de Tegucigalpa.

Sin embargo, no todos encajan en el perfil que buscan las maras y pandillas para invertir en sus estudios, pues muchos de los seleccionados son evaluados desde su infancia con un análisis que abarca al individuo, a su familia y a las personas con las que se relaciona, tanto dentro como fuera de su lugar de residencia.

“Sabe que cuando iba a lugares públicos me vigilaban, siempre miraba a alguien sospechoso que andaba supervisando mis andadas, eran como un fantasma, yo los pintaba (reconocía), pero me hacía el loco. Igual, le puedo confiar en que he sabido corresponderles muy bien, a cualquier hora estoy disponible y utilizo todos mis conocimientos para representar de la mejor forma a quienes caigan (capturen)”, reveló.

Daniel, quien no quiso revelar su edad, pero a simple vista aparenta unos 38 años, luce en forma, usa calzado negro lustroso y un traje formal oscuro. En su mano izquierda llevaba un reloj marca Bulova, valorado en al menos 7 mil lempiras y al que ni siquiera le había quitado los plásticos.

Durante la conversación, él notó la mirada de la periodista en su porte, especialmente en dicho accesorio. “Tengo 6 de estos -relojes-, con humildad le digo que el dinero ahora no es un problema, pero es tanto el acoso que he pensado en irme lejos”, contó con temor mientras sostenía su agenda.

" “Las maras buscan tener presencia en todos los niveles” "

Investigaciones

El caso de Daniel no es el único y aunque él sirve a las estructuras criminales de forma independiente, también existe otra estrategia que consiste en que los jóvenes graduados y patrocinados por estas organizaciones accedan al mercado laboral en importantes instituciones públicas y privadas.

Este método les permite tener influencia o poder para cumplir con lo que les ordena las maras y pandillas, explicó Miguel Martínez Madrid, portavoz de la Secretaría de Seguridad, quien detalló que la Mara MS-13 es la que acostumbra a realizar estas prácticas normalmente en el sexo masculino.

“La intención de la Mara Salvatrucha es que estos graduados universitarios sean considerados como ‘sleepers’ o ‘durmientes’, ya que estarían preparados para actuar ‘despertándoles’ cuando la estructura criminal los vaya a necesitar haciéndoles recordatorio que pagaron sus estudios universitarios”, precisó.

El patrocinio que reciben los estudiantes crea una deuda moral que las estructuras criminales saben aprovechar con favores, aunque a veces implique poner al profesional en situaciones comprometedoras o ilegales.

Según Hugo Maldonado, presidente del Comité de los Derechos Humanos (Codeh), la situación se ha vuelto tan preocupante que han infiltrado a muchos de sus reclutados en el Ministerio Público, Fuerzas Armadas y a la mismas Policía Nacional. “No son infiltraciones a niveles bajos sino superiores, ellos buscan tener presencia en todos los niveles”, mencionó.

La ley y los menores infractores

Los menores de edad se han convertido también en un recurso utilizado por las organizaciones delictivas como parte de su modus operandi en la comisión de delitos, tales como extorsión, asesinato y el tráfico de drogas. Este fenómeno se atribuye a las disposiciones de la legislación nacional que regulan las penas para los menores infractores.

En concreto, cuando un menor infractor tiene entre 12 y 13 años, la privación de libertad se encuentra limitada a un máximo de 3 años. En el caso de infractores de entre 14 y 15 años, la pena no puede superar los 5 años, mientras que para aquellos de entre 16 y 18 años, sin haber cumplido esta última edad, la condena no puede exceder los 8 años.

“Hay un parámetro que dificulta bastante nuestro trabajo y es que un menor únicamente puede ser señalado como sospechoso de la comisión del delito cuando es sorprendido de manera infraganti, de lo contrario se necesita investigación previa”, reveló a este medio una fuente de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), que por seguridad prefirió mantenerse anónima.

En lo que respecta a los adultos, el Código Penal establece sanciones significativamente más severas. La extorsión se castiga con penas de 10 a 15 años de prisión, el homicidio con condenas que oscilan entre 20 y 25 años, y, el tráfico de drogas conlleva penas que varían entre 4 y 7 años, 7 a 10 años, o incluso 10 a 15 años, dependiendo de la modalidad del delito y las circunstancias agravantes que puedan estar involucradas.

$!El 91% de los menores infractores a nivel nacional han recibido medidas sustitutivas.

Hasta el 31 de agosto de 2023, se registraron 1,420 casos de menores infractores en el Instituto Nacional para la Atención a Menores Infractores (Inami). Del total, un 91%, es decir 1,286 individuos, estaban con medidas sustitutivas, mientras que el 9%, o sea 134 personas, estaban cumpliendo sus sanciones en instalaciones de internamiento.

Estos 134 privados de libertad son una de las cifras más bajas que ha registrado la institución desde en los últimos ocho años. En 2015 fueron 394, en 2016 aumentó a 525, mientras que en 2017 fue de 551.

A partir de 2018, las cifras bajaron considerablemente a 421, en 2019 fueron 343, mientras que en 2020 volvió a bajar a 274. En 2021 fueron tan solo 194 los jóvenes que estaban privados de su libertad, mientras que en 2022 se mantuvo en 160 menores infractores internados en los cuatro centros del Inami.

Estas instalaciones incluyen el CPI Sagrado Corazón de María en Tegucigalpa, el CPI Renacimiento en Francisco Morazán, el CPI Jalteva en Cedros FM y los CPI El Carmen e Intermedios en San Pedro Sula.

Los datos a los que tuvo acceso este medio de comunicación, indican que de los 1,286 menores infractores que tienen medidas sustitutivas hasta agosto de este año, 903 son del centro-oriente, 232 del noroccidente, 88 del sur y 63 de la zona atlántica.

$!Sleppers, los profesionales graduados por los mareros: “Es una deuda que nunca podré saldar”
“Les prohiben fumar, usar drogas o involucrarse en actividades delictivas para que nunca sean detenidos ni tengan antecedentes”

Estrategias

Una vez que las organizaciones criminales identifican a los menores que pueden ser reclutados, se acercan a ellos otorgándoles incentivos o regalos como celulares, ropa y dinero. Esto para crear un entorno atractivo y generar confianza.

“Lo que hacen también es alejarlos de la delincuencia mientras estudian la secundaria y, además, patrocinarles sus estudios universitarios completos brindándoles la oportunidad de continuar con su vida normal y prohibiéndoles fumar, usar drogas o involucrarse en actividades delictivas para que nunca sean detenidos ni tengan antecedentes”, mencionó Madrid.

De acuerdo a los datos recogidos por LA PRENSA Premium, la mayoría de los menores reclutados son de colonias marginales, donde sus familias han sido separadas y no tienen ninguna autoridad en casa, lo que facilita la tarea para los grupos criminales.

Fue precisamente eso lo que sucedió con el entrevistado, quien estaba a cargo de un tío luego de que su familia se desintegrara, por lo que se convirtió en presa fácil de la Mara Salvatrucha, también por sus habilidades de buen estudiante.

Otro de los testimonios recopilados por este periódico fue el de un estudiante de secundaria, quien tiene cierto parentesco con un cabecilla de la Mara Salvatrucha.

El joven de aproximadamente 15 años contó que, junto a sus primos, pretenden estudiar la carrera de Contaduría y Finanzas en la universidad. También dijo que entre sus planes está el especializarse en el extranjero. “Quiero poder ayudar en el negocio familiar”, dijo.

La fuente de la DPI confirmó que esta modalidad de las estructuras criminales también es usada con frecuencia en familiares de cabecillas, altos mandos o aquellos con larga trayectoria en las maras y pandillas, pues requiere una inversión más grande.

“Este fenómeno se da también en familias que ya tienen un rango jerárquico dentro de la mara porque al final implica una inversión alta y recordemos que el fin de una estructura criminal es monetario”, mencionó.

Desde la Policía Nacional, informaron que para contrarrestar estas amenazas realizan operativos continuos, tiene a disposición el programa GREAT (Gang Resistance Education And Training, que se traduce Educación y Entrenamiento para la Resistencia a las Pandillas), el cual busca prevenir el reclutamiento de jóvenes a través de clases en centros educativos sobre habilidades sociales y emocionales, así como también ha realizado actividades como los Trotamundos de Harlem y creación de Unidades Metropolitanas en diversas ciudades.

Daniel, el protagonista de esta historia, reveló a este medio que conocía a otros abogados que también habían sido financiados por las maras y pandillas. Se comprometió a ponernos en contacto en una próxima reunión, pero cuando la periodista intentó comunicarse con él nuevamente no contestó las llamadas.

Días después, llamó de un número extranjero para disculparse por no cumplir con lo pactado, pues ya se había ido del país. “Hola (...) una disculpa por no cumplir con lo acordado, no era broma cuando le dije que pensaba irme lejos y al fin lo hice. Espero mi historia sirva para ‘sus lectores’, como usted les dice. Deséeme suerte”, dijo.

" “Un menor únicamente puede ser señalado como sospechoso de la comisión del delito cuando es sorprendido de manera infraganti” "