“Una pandilla peligrosa tiene discos duros con material sexual de menores y mujeres”
Antihacker hondureño conversó con LA PRENSA Premium y compartió que ha asistido a más de 380 mujeres por filtración de contenido. Algunas de ellas han sido extorsionadas hasta con L50,000 a cambio de no ser divulgado.
Foto: Producción gráfica: LA PRENSA
Organizaciones independientes en el extranjero comercializan por importantes sumas de dinero material sexual infantil de y de adultos en la Internet.
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San Pedro Sula, Honduras.
Cuatro grupos han estado involucrados en actividades de distribución sexual de hondureñas en la aplicación Telegram, de acuerdo con las investigaciones realizadas por “Dano”, seudónimo de un especialista en ciberseguridad, que ha combatido el ciberterrorismo, con técnicas avanzadas de ubicación de personas secuestradas y protección de material digital.
El antihacker hondureño habló con LA PRENSA Premium interioridades de la funcionalidad de estas bandas.
Recordó que entre los documentos que maneja, destaca el caso del piloto, un hombre con formación informática que anteriormente trabajaba en el departamento de sistemas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Este sujeto empezó a operar durante la pandemia, aprovechando técnicas de ingeniería social para obtener información y extorsionar a mujeres.
Utilizó una identidad falsa como piloto inexistente en el país, ofreciendo visas y viajes a España a mujeres para ganarse su confianza. Una vez establecida, les solicitaba sus credenciales y luego las extorsionaba, exigiendo hasta 50,000 lempiras a cambio de no exponer material comprometedor. Muchas de ellas cedían a sus demandas por temor a las repercusiones en sus matrimonios. Según los registros de “Dano”, recibió reportes de al menos 14 víctimas afectadas.
“Sabemos quién es, él no necesita dinero porque tiene una vida estable, lo hacía por morbo y lucrarse de dinero. La información se entrego en 2020 a la DPI, pero podo se pudo hacer”, especificó “Dano”.
El segundo grupo surgió con un sitio web o dominio donde se compartía material de menores de edad. Rápidamente ganó popularidad, especialmente entre mujeres que lo utilizaban para atacar a otras mujeres, mientras que hombres consumían el material de explotación sexual. “Hicimos una investigación de inteligencia que nos indicaba cómo estaba construido, quiénes lo usaban, las dirección ip de la gente que subía contenidos y la metadata de los archivos subidos”, añadió.
Este sitio se autodenominó como el primer espacio web pornográfico gratuito en Honduras, pero en realidad funcionaba como un lugar donde se fomentaba el ciberacoso hacia mujeres y menores. Publicaban imágenes íntimas de mujeres que, en el presente, eran adultas, pero que en ese momento eran menores de edad. Posteriormente, este grupo trasladó su actividad a Telegram, dando lugar al surgimiento simultáneo de varios canales adicionales.
“Creamos una cuenta bot para tener la identificación y números de las personas que están allí, tenemos la lista de todas las personas que se han unidos a esos grupos y compartido material, con nombre y numero de teléfono. Ellos tienen subgrupos que son manejados por personas que se nos salen de las manos; es decir, usuarios de otros países, quienes se lucran del contenido y lo venden en la darks web, por ejemplo”, destacó “Dano” durante la entrevista.
”Hemos logrado darle de baja a varios grupos donde se comercializaba contenido sexual de niñas y niños de seis y 14 años. Los administradores usan estos grupos como pequeñas cápsulas para atraer ´bobos´, llega el ´bobo´ y por querer ser parte de los canales y consumir decide compartir, pero este material termina en la web o fuera de Honduras donde los venden”, lamentó el hacker.
Sus investigaciones han revelado que Telegram es solo el primer paso en este proceso, ya que el material posteriormente se difunde en sitios web clandestinos, específicamente foros de la dark web. Estos son espacios que requieren credenciales para acceder y donde se comparte material sexual infantil y de mujeres procedentes de todos los países de Latinoamérica. Los pagos requeridos varían, pero pueden comenzar desde los cinco dólares.
“Estos son sitios que según ellos son encriptados, pero todo dominio que termine en .com, es parte del gobierno de Estados Unidos, y aunque pongan otros nombres, al final ese dominio es de allá”, comentó.
Desde afuera
Muchos de estos grupos son manejados por extranjeros, principalmente usuarios de Perú, Ecuador, México y Colombia, allí es donde existe la verdadera comercialización. “La DPI tiene sus herramientas, ellos trabajan con base a la legalidad, en cambio, yo trabajo a la fuerza bruta para buscar información como sea para salvaguardar la vida del menor”, expuso “Dano”.
Describió que hay una pandilla, de las tradicionales, que posee discos duros de material sexual de menores y mujeres, las tiene organizadas en un servidor interconetado en el Distrito Central. Extraen material no solo de Telegram, también de personas vulnerables, se acercan a la víctima, toman confianza y luego lo concretan, incluso amenazan que de no hacer lo que quieren pueden matar a su mamá o papá. “El fin de eso es cinco veces más lucrativo que clonar tarjetas”, lamentó el datero.
“Una persona me contactó, su hija estaba actuando raro y al investigar junto a la Atic nos dimos cuenta que estaba sufriendo acoso por un depredador que amenazaba con compartir fotos y videos; ahora es apersona está trás las rejas”, recordó.
Algunos no solicitan dinero, sino un intercambio de material. Es posible que estas personas no se encuentren en el país y solo tengan acceso a contenido compartido por otros hondureños. El rol del administrador del grupo es simplemente actuar como un receptor de información, solicitando luego intercambios. El valor económico depende de la calidad y el tipo de material disponible, así como de los archivos específicos en posesión. Muchos participantes están interesados únicamente en llenar bases de datos de contenido.
Pese a que Telegram ofrece una seguridad de información de punto a punto para no intervenir las comunicaciones, según “Dano”, “eso no quita a que personas como yo puedan extraer números de teléfono, huella digital, identificar a qué grupos está unido, eso sí lo podemos hacer, siempre es vulnerable, siempre se puede rastrear, siempre se puede saber”.
Por otro lado, existen pequeños grupos independientes que gestionan comunidades por ciudad y reciben cantidades modestas de dinero a través de billeteras electrónicas, comenzando desde 200 lempiras. Estas personas suelen residir en áreas apartadas, como Colón. En contraste, cuando se trata de bandas altamente organizadas, se estima que sus tarifas oscilan entre 100, 200 o incluso 300 dólares en los foros de Internet.
Además, en plataformas de redes sociales como Facebook, encontramos grupos que aparentan ser comunidades educativas, pero en realidad son encubrimientos para actividades pedófilas. En estos sitios se comercializa material sexual infantil de Honduras, Brasil y otros países, cada uno con un precio específico.
“Cualquier individuo que haya tenido o almacenado material sexual infantil en su dispositivo a través de redes sociales está registrado en el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, una organización sin fines de lucro con sede en los Estados Unidos dedicada a prevenir el secuestro, la explotación y el abuso infantil. Además, cualquier persona que haya recibido fotografías de menores también se encuentra en esta base de datos. Interpol puede consultar fácilmente por su nombre y encontrarlos en el registro de depredadores”, explicó detalladamente.
Los administradores de estos canales en Telegram ni siquiera son hondureños; se estima que el 80% de los hondureños presentes en estos grupos están allí por consumo, no por contrabando.
Por otro lado, las bandas internacionales implicadas utilizan bots y coordinan estratégicamente los países para ubicar creadores de contenido en X, con el objetivo de atraer a más personas del país y hacer que el grupo crezca.
“Pinky”, por ejemplo, es una cuenta mexicana que administra casi 250 canales, es un bot, es decir, un programar. Utilizan Telegram automatizado, donde el bot cuenta con toda la estructura de respuesta y comportamiento. Basta con cambiarle el país, y es capaz incluso de escribir en francés, inglés y otros idiomas.
Estos individuos emplean como método de pago PayPal, convirtiendo primero los lempiras a dólares y luego a criptomonedas, lo que hace que sea casi imposible de rastrear.